El caso de Carlos Eduardo Robledo Puch, por Mauro Parra

Abstract: El objeto de estudio está conformado por dos ejemplares del diario Crónica – Año IX – Buenos Aires – martes 8 y miércoles 9 de febrero de 1972, obtenido en las instalaciones de la Hemeroteca del Congreso de la Nación. Para poder trabajarlo, fue necesario fotografiar los periódicos, ya que no está permitido replicarlo con motivo de la preservación de su integridad. Por lo tanto, luego de una preselección, se tomaron las imágenes necesarias y luego se procedió a su transcripción por escrito –que se adjunta al final del trabajo- para poder llevar a cabo el análisis propiamente dicho.


1- Tema: ¿Se lo inscribe en alguna serie? ¿Cuál?

A partir del análisis de las dos noticias periodísticas del diario Crónica (y de otras del mismo medio que fueron consultadas y analizadas en el momento), el tema consiste en la detención de Carlos Eduardo Robledo Puch, acusado por el asesinato de doce personas a su corta edad de 20 años.

El suceso es publicado en la tapa del diario como nota principal desde el 8 de febrero de 1972 hasta el 21 de febrero del mismo año, inclusive. El día posterior -22-02-1972- se publica en tapa como nota principal la siguiente: “JOSEPH KENNEDY SIGUE EN PODER DE SUS RAPTORES”, mientras que, en un artículo secundario, titula “ENTABLAN JUICIO CONTRA LOS PADRES DEL CHACAL”.

El seguimiento que el diario Crónica hace del caso lo inscribe en una serie de asesinatos de las que supuestamente Carlos Eduardo Robledo Puch fue responsable directo o cómplice, los cuales son enumerados y descriptos detalladamente en la edición del 9 de febrero de 1972 bajo el subtítulo: “DOCE MUERTES EN SU CORTO CAMINO”.

Por su parte, otras noticias vinculadas con hechos de homicidios son publicadas en esas ediciones, como es el caso de una relacionada con la detención cerca de Londres de dos “hippies” sospechosos de haber asesinado y mutilado a una señora y su bebé. Si bien esta última no guarda características que la puedan asemejar con las víctimas del caso de Robledo Puch, al ser agrupadas en una misma sección del diario generan una sensación de mayor peligrosidad; o de un acontecimiento que tiene lugar más allá de los límites de nuestro país (el otro caso al que se da cuenta acontece en Londres).

2- Contextualización de la información: ¿Se reconocen motivos macro?

En cuanto al intento por hallar motivos para explicar las causas que llevaron a Carlos Eduardo Robledo Puch a causar las muertes, en la primera noticia, el periodista dice no poder dar cuenta de las razones que llevaron al joven a causarlas: “Tratar de calificar a Carlos Eduardo Robledo Puch, un joven de 20 años detenido en Villa Adelina, resulta absolutamente imposible.”

De este modo, el medio se apoya en argumentos psicológicos para explicar las causas que habrían llevado al joven a provocar estos homicidios. Sin embargo, esta idea confronta con el informe presentado por los médicos, que es calificado por el diario de “curioso”, ya que declara como “un individuo absolutamente normal y en pleno goce de sus facultades mentales” al joven. En opinión del periodista, esta descripción de las facultades mentales del homicida resulta “realmente incomprensible”, ya que rompe con la hipótesis en la que se apoya el periódico para explicar las muertes como consecuencia de un desequilibrio mental por parte de Carlos Eduardo Robledo Puch.

3- Tipificación de víctimas y victimarios: ¿Cuáles son los rasgos predominantes? ¿Aparecen marcas de clase?

El medio escrito representa a las víctimas y victimarios de una forma que recupera la antítesis presentada por Sarmiento entre civilización-barbarie. Por un lado, las víctimas, en su mayoría serenos o dueños de empresas que eran ejecutados, a pesar de no ofrecer resistencia, por Carlos Eduardo Robledo Puch y sus cómplices luego de haber concretado los asaltos, como así también en el caso de Ana María Dinardo e Higinia Eleuteria Rodríguez, de 16 años, eran presentadas como víctimas indefensas frente a la ferocidad de los crímenes cometidos por el joven delincuente. En el caso de la modelo (Ana María Dinardo) se la describe como la “joven y bella modelo”.

Por su parte, en referencia a Carlos Eduardo Robledo Puch, las noticias están cubiertas por adjetivos calificativos que construyen al asesino como un animal, y para esto utilizan el término “chacal”[1] para referirse al joven. En este mismo sentido, la irracionalidad de sus actos es descripta utilizando un lenguaje que lo descalifica como ser humano y lo aproxima a la categoría de bestia. Un listado de las palabras utilizadas permiten dar cuenta de esta idea: “fiera humana”, “monstruo humano”, “bestia humana”, entre otras. También está presente el componente psicológico en la descripción del joven de 20 años, caracterizándolo como un “libertino y desprejuiciado muchacho” y también como “un asesino nato, un delincuente de extrema peligrosidad.”

En síntesis, los rasgos predominantes en Carlos Eduardo Robledo Puch están constituidos por su temprana edad -insisten en que tiene tan sólo 20 años, y que desde la corta edad de 17 ya había comenzado con su raid delictivo-, su supuesto desequilibrio mental, describiéndolo como un sádico asesino y, finalmente, como el hijo de un alto ejecutivo, lo que genera una sensación de extrañeza en los periodistas, acostumbrados a narrar asesinatos ocasionados por las clases subalternas de la sociedad, y con la consiguiente criminalización de la pobreza, donde se asocia la pobreza como sinónimo de delincuencia. En el estudio del programa Policías en acción, María Eugenia Contursi y Federico Arzeno sostienen que surgió “una nueva forma de discurso dominante mediatizado en el que se produce una representación de los excluidos del sistema capitalista como caóticos y amenazantes, peligrosos por su barbarie, inclusive para ellos mismos.”[2] En cambio, Carlos Eduardo Robledo Puch es hijo de una familia que goza de una buena posición económica, por lo cual no existe una explicación a partir de la necesidad que pudiera transitar él o alguno de sus familiares que lo habrían llevado a cometer los asaltos.

4- Ubicación del enunciador: ¿Hay un narrador tipo? (actante, enunciador)

El narrador de los acontecimientos que se van sucediendo en las ediciones del diario Crónica toma la postura de convocar a los lectores a reflexionar acerca de la naturaleza del crimen. Sin embargo, el narrador sienta su posición e invita, con preguntas que dirigen el modo de pensar que quiere que tomen los lectores, a apoyar una sanción dura para el joven debido a los asesinatos que cometió. Por lo tanto, el relato de los hechos no debe comprenderse como un fiel reflejo de la realidad, sino que lo que ocurre, siguiendo a Álvarez Teijeiro, Farré y Fernández Pedemonte es “ese mundo posible es responsabilidad del medio, que lo construye a partir de una selección de la realidad.”[3] Esteban Rodríguez toma de Michel Foucault la idea de que “La nota roja unida a la literatura policíaca ha producido desde hace más de un siglo una masa desmesurada de “relatos de crímenes” en los cuales aparece sobre todo la delincuencia a la vez como muy cercana y completamente ajena, perpetuamente amenazadora para la vida cotidiana (…).”[4] Esto, sumado a la idea de territorialidad del peligro[5], genera en los vecinos del barrio donde ocurrieron los hechos la sensación de peligro inminente, de que a cualquiera le puede pasar lo mismo que a las víctimas, y esto en verdad debe ser entendido como resultado de la construcción que hace el medio a partir de un enunciador que hace pensar que el peligro es inminente y que se debe apresar al delincuente para evitar correr la misma suerte que las víctimas.

5- Construcción del ámbito criminal, la naturaleza del crimen y del o los criminales: ¿A qué imaginarios o representaciones sociales remiten?

La construcción del ámbito criminal está dada a partir de, en primer lugar, la detención de Carlos Eduardo Robledo Puch y su imperturbable rostro mientras es trasladado para la reconstrucción de los dobles asesinatos de Carupá y la boite Enamour. En un segundo lugar, se utilizan las declaraciones del joven, calificadas de “fríos y hasta altaneros relatos” -ante el juez implicado en la causa. Es decir, mediante una subjetiva descripción que el periodista hace de la imagen del joven, sumado a una calificación de sus declaraciones, construye un imaginario en la sociedad como un ser peligroso, demencial y hasta monstruoso por la ferocidad de sus crímenes, y en consecuencia debe ser apresado en una jaula como el animal que es, a pesar que aún no ha sido sometido a un juicio, por lo cual según la ley sigue siendo inocente.

Además de juzgarlo por sus asesinatos, también se deja al descubierto que Carlos Eduardo Robledo Puch traicionó a sus cómplices al llevarse sus vidas en confusos episodios, en un caso, con un tiro por el hecho de que su compañero no había podido concretar el asalto, y en el otro, como resultado de un supuesto accidente de auto.

Los lectores que no tengan en cuenta la construcción de sentido que hace Crónica de los acontecimientos lo juzgarán como un ser irracional, a pesar de no conocer los motivos macro que, como vimos anteriormente, no son explicados por el periodista y que podrían darle una explicación fundamentada a sus asesinatos.

El criminal constituye un caso que rompe con el habitual seguimiento de esta clase de asesinatos, en la mayor parte de los casos cometidos por actores sociales de sectores de bajos recursos. En este caso, al tratarse de un hijo de un alto ejecutivo, la representación social que surge del análisis que hace el periodista es el de una incomprensión frente a lo acontecido, ya que no entra en su perspectiva el hecho de que un joven, lo cual es un factor agregado, o sea, el hecho que sea una persona de tan corta edad, que tenga sus necesidades materiales satisfechas, por lo cual convierte a sus actos criminales en una situación extraña tanto para el periodista y, como constructor de opinión pública, de incomprensión para la sociedad.

6- Construcción del verosímil

a. Reglas propias del discurso periodístico

La construcción del verosímil en el discurso periodístico depende de dos aspectos. En primer lugar, las marcas en la deixis espacio temporal. Esto se observa en marcas temporales “Sobre el mediodía comenzó la reconstrucción del último de sus crímenes (…); e “Intensa actividad desempeñaron durante toda la jornada de ayer (…)” como así también de marcas espaciales “(…) el asalto a una ferretería de Carupá (…)”; y “Desde temprana hora se vivió ayer con agitación y nerviosismo en los pasillos de los tribunales de San Isidro (…)”. Estas marcas suponen que el periodista estuvo allí, en el lugar de los hechos, cubriendo los acontecimientos in situ.

El segundo aspecto a tener en cuenta es la inclusión de fotografías. En este caso, no se incluyen infografías, pero la cobertura de los acontecimientos es registrada por una numerosa cantidad de fotografías. Entre ellas, una donde está custodiado por los oficiales al momento de dirigirse al lugar de los hechos para reconstruir uno de sus asesinatos; otra de una de sus víctimas, Ana María Dinardo, la atractiva modelo asesinada por el “monstruo”; otra foto muestra a la multitud que aguardó en Carupá la llegada del homicida para la reconstrucción de sus dos últimos asesinatos. Todas estas imágenes, y otras más permiten visualizar el relato del narrador y sumarle intensidad a la ya exaltada descripción que hace el periodista de los hechos y de los actores involucrados, especialmente, en la conducta y la descripción física y psicológica de Carlos Eduardo Robledo Puch.

En tercer lugar, como modo de respaldar el relato y darle consistencia, el discurso periodístico cita fuentes de diverso carácter. En estas noticias, hay citas oficiales y extraoficiales. En relación a las primeras, se acude a los vecinos para dar cuenta de que la familia del joven no habitaba más la casa en la que habían vivido por algunos años. Por otro lado, la palabra de los médicos, la cual aporta un saber científico al hecho noticioso, a pesar que no es utilizado como un respaldo al relato del narrador, ya que contradice la idea que el periodista construye acerca de la supuesta demencia del joven. En relación a las fuentes oficiales, se explica que se está a la espera de un amplio informe policial en relación a las confesiones del apresado en cuanto a la reconstrucción de los crímenes cometidos. También se acude a fuentes allegadas a Carlos Eduardo Robledo Puch, como fue en la liberación de su madre que había sido apresada por una supuesta complicidad con las andanzas de su hijo. En esa ocasión, se obtuvo la palabra tanto de la madre, Aída Josefa Habedaon, como de su padre, quienes confesaron no ser los responsables de los asesinatos cometidos por su hijo. “No tenemos culpa”, afirmaron.

En cuanto a las fuentes extraoficiales, el periodista cuenta que según los trascendidos a los que tuvo acceso, Carlos Eduardo Robledo Puch pertenece a una familia de fortuna, lo cual convierte a sus robos en una situación difícil de explicar, más allá de las conjeturas que llevan al periodista a sostener que se trata de un asesino nato, un delincuente que ha nacido para eso y que no tiene piedad por sus víctimas, sino que su desequilibrio mental sería la razón que lleva a asesinar a muchas de sus víctimas, por la espalda, sin darles posibilidad de defensa.

El cuarto aspecto está dado por la objetividad, la cual se construye a partir de la descripción detallada de los acontecimientos y de lo que sería una cobertura ininterrumpida de todos los sucesos que van aconteciendo a partir de que Carlos Eduardo Robledo Puch fue apresado. Por ejemplo, se hace una reconstrucción pormenorizada de las “Doce muertes en su corto camino” describiendo de forma detallada las fechas de los hechos, los victimarios, las víctimas, las cifras de dinero que se llevaron en los asaltos y hasta descripciones detalladas de la forma en que fueron asesinadas sus víctimas.

b. Respete las nociones de verdad que imperan en la sociedad y en la época

La noticia respeta las nociones de verdad que imperan en la época, ya que no da cuenta de fenómenos sobrenaturales ni fuera de los parámetros normales en los casos de violencia. No obstante, la descripción de los crímenes es exagerada pero no en un sentido fantástico que lo convierte en inverosímil, sino que el motivo que lleva a agrandar los hechos es la búsqueda por capturar la atención del lector y así aumentar la venta de ejemplares. En definitiva, de lo que se trata es de una empresa periodística que “viste” y exagera los sucesos para darle mayor repercusión y encuentra en el morbo una forma de conseguirlo.

7- Caracterización de la ley

En lo que respecta a la evaluación que hace el medio de la labor desempeñada por las partes implicadas en la investigación, se muestra conforme con el trabajo realizado por el juez que entiende en la causa, Víctor Sasson: “Gracias a cuya preocupación y diligencias, y venciendo serios obstáculos y presiones –según pudo saberse- se detuvo a Roberto Puch y se llegó al fondo de los hechos.” No obstante, en la edición del miércoles 9, en un apartado titulado “LA OPINIÓN PÚBLICA DEBE SER INFORMADA” se le hace una crítica en relación a su actuación con la prensa. “Pero, si bien la actuación del doctor Sasson como magistrado es inobjetable, no ocurre lo mismo en el tratamiento al periodismo.” Lo que se le critica es no haberle permitido a los periodistas cumplir con su labor informativa.

Por su parte, en cuanto a la evaluación del desempeño de la institución policial, el periodista da a entender que existieron presiones para trabar la investigación: “(…) en el momento en que el crimen de Pilar, o los crímenes, iban a quedar resueltos, repentinamente volvió a usarse el “secreto de sumario” como arma para silenciar la información periodística.”

8- Reflexiones acerca del crimen y de la sociedad

Los crímenes perpetrados por Carlos Eduardo Robledo Puch configuran un caso atípico si se lo compara con otros hechos de violencia de la época. Lo que lo caracteriza es la sangre fría, crueldad y cinismo en la realización de los hechos, como así también las particularidades del criminal, a saber, su corta edad y su pertenencia a una familia acomodada.

En cuanto a las reflexiones que aparecen en cuanto a la sociedad, en la noticia del miércoles 9 se incluyen dos apartados “FLOR DEL MAL, DE AQUÍ Y AHORA” y “UN AMBIENTE APTO AL DESORDEN”, donde el periodista considera que el resultado de semejantes atrocidades es consecuencia de la sociedad “en que vivimos”, (de aquel entonces, en 1972). “Dentro de esta sociedad ha florecido esta flor del mal, que mal que nos pese es bien nuestra y bien de ahora.” Lo que distingue a este de otros asesinos es “la perversión hasta sus últimas consecuencias. Pero es siempre consecuencia.” Una vez más, la idea supone que la sociedad ha posibilitado que hechos como estos sucedan, ya sea por la mentira y la ficción que caracterizan la época o por los valores que se imponen socialmente.

El uso de la metáfora de la flor da una clara idea de un nacimiento en un terreno que suele dar bellas flores, pero donde también puede darse el crecimiento de malezas, aduciendo que del mismo sistema social surgen personas con bondades y otras, como Carlos Eduardo Robledo Puch, con un instinto asesino innato.

2. Reflexión personal articulando autores

La idea de delito que surge del caso de Carlos Eduardo Robledo Puch es la que lo entiende como el delito contra la propiedad privada y también contra las personas. Sin embargo, hay algo que distingue al joven de 20 años de los personajes que conforman el objeto de estudio de muchos de los autores que reflexionan acerca del delito y la violencia en la Unidad 3, y esto es que no se trata de un individuo perteneciente a los sectores populares, siendo este el estereotipo de delincuente en la mayoría de los medios, con la consecuente criminalización de la pobreza, sino que lo que se da en este caso es que un “niño bien” con “cara de ángel” como se lo denomina a Carlos Eduardo Robledo Puch es el autor de crímenes de una violencia casi indescriptible, lo que lleva al periodista a considerarlo un animal, un ser irracional, un bárbaro.

A su vez, si bien se consideran aspectos económicos al dar cuenta de su pertenencia a una familia acomodada, y aspectos psicológicos, para explicar las causas que desencadenaron en sus asesinatos, el diario Crónica no da cuenta de lo que autores como Alejandro Isla y Daniel Míguez consideran fundamental para analizar hechos delictivos. “La “violencia delictiva” no puede entenderse desvinculada de procesos políticos, económicos y culturales que, a su vez, contienen sus propias formas interrelacionadas de violencia.”[6] En lugar de esto, se posiciona desde una mirada sensacionalista, focalizándose en convertir en espectáculo algo que es propio de la vida real, y así convertir la información en mercancía. En relación a su corpus de estudio, Iglesias sostiene que “es notable la espectacularización que se realiza del hecho delictivo.”[7]

Por último, siguiendo a Barbero y Rotker, se entiende el modo en que el diario Crónica instaló el tema del delito de su agenda en la agenda del público, colocando por catorce días consecutivos la detención de Carlos Eduardo Robledo Puch como noticia principal de la tapa del periódico. “Pues, los medios son clave de los nuevos modos de habitar y de comunicar, son expresión de una angustia más honda, de una angustia cultural.”[8] Esto genera una sensación de inseguridad en los lectores que los lleva a resguardarse en el espacio privado, es decir, en sus hogares donde se sienten a resguardo del delito que reinaría en las calles, tal cual lo representa el medio escrito.

El caso de Carlos Eduardo Robledo Puch es disruptivo con la idea construida por los medios en cuanto a que las clases más desfavorecidas serían las responsables de los hechos de violencia que representan las radios, los diarios y los programas televisivos en sus transmisiones diarias. Es tal la extrañeza que provoca el conocimiento público de los doce asesinatos cometidos por un joven de clase alta, hijo de un ejecutivo, que los propios periodistas, no habituados a cubrir este tipo de acontecimientos, se ven impedidos de buscar causas macro que justifiquen su explicación de los hechos.

Bibliografía

- Alvarez Teijeiro, Carlos, Farré, Marcela y Fernández Pedemonte, Damián (2002): “Representación social de los sujetos de la protesta en Azul Noticias y Telenoche (diciembre 2001). En Medios de comunicación y protesta social. Buenos Aires, La Crujía.

- Barbero, Jesús Martín (2000): “Ciudades escritas por la violencia. En Ciudadanías del miedo. Caracas, Nueva Sociedad.

- Contursi, María Eugenia y Arzeno, Federico (2009): “El lenguaje de la violencia: género, narración y ficcionalización en Policías en acción”. En Question Nro. 22. Revista electrónica de la Universidad Nacional de la Plata, URL htpp:/perio.unlp.edu.ar/question.

- Diccionario de la Real Academia Española.

- Iglesias, Martín (2005): “Unidad temática: delincuencia urbana-inseguridad”. En Mediados. Sentidos sociales y sociedad a partir de los medios masivos de comunicación. Cuaderno de trabajo N° 57. Buenos Aires, Ediciones del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.

- Isla, Alejandro y Míguez, Daniel (2003): “De las violencias y sus modos. Introducción” y “Conclusiones: El Estado y la Violencia Urbana. Problemas de Legitimidad y legalidad”. En Heridas urbanas. Violencia delictiva y transformaciones sociales en los noventa. Buenos Aires, Editorial de las Ciencias.

- Pereyra, Marcelo (2009): “Cartografías del delito, territorios del miedo”. En Martini, Stella y Pereyra, Marcelo (eds.): La irrupción del delito en la vida cotidiana. Estudios en comunicación, cultura y opinión pública. Buenos Aires, Biblos.

- Rodríguez, Esteban: “Cubriendo la noticia”. El papel de los periodistas movileros en la representación de la protesta social.



[1] Diccionario de la Real Academia Española.

Chacal: Mamífero carnívoro de la familia de los Cánidos, de un tamaño medio entre el lobo y la zorra, parecido al primero en la forma y el color, y a la segunda en la disposición de la cola. Vive en las regiones templadas de Asia y África. Es carroñero y de costumbres gregarias.

[2] Contursi, María Eugenia y Arzeno, Federico (2009): “El lenguaje de la violencia: género, narración y ficcionalización en Policías en acción”. En Question Nro. 22. Revista electrónica de la Universidad Nacional de la Plata, URL htpp:/perio.unlp.edu.ar/question.

[3] Alvarez Teijeiro, Carlos, Farré, Marcela y Fernández Pedemonte, Damián (2002): “Representación social de los sujetos de la protesta en Azul Noticias y Telenoche (diciembre 2001). En Medios de comunicación y protesta social. Buenos Aires, La Crujía, pág. 47.

[4] Rodríguez, Esteban: “Cubriendo la noticia”. El papel de los periodistas movileros en la representación de la protesta social.

[5] Pereyra, Marcelo (2009): “Cartografías del delito, territorios del miedo”. En Martini, Stella y Pereyra, Marcelo (eds.): La irrupción del delito en la vida cotidiana. Estudios en comunicación, cultura y opinión pública. Buenos Aires, Biblos.

[6] Isla, Alejandro y Míguez, Daniel (2003): “De las violencias y sus modos. Introducción” y “Conclusiones: El Estado y la Violencia Urbana. Problemas de Legitimidad y legalidad”. En Heridas urbanas. Violencia delictiva y transformaciones sociales en los noventa. Buenos Aires, Editorial de las Ciencias, pág. 3.

[7] Iglesias, Martín (2005): “Unidad temática: delincuencia urbana-inseguridad”. En Mediados. Sentidos sociales y sociedad a partir de los medios masivos de comunicación. Cuaderno de trabajo N° 57. Buenos Aires, Ediciones del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, pág. 13.

[8] Barbero, Jesús Martín (2000): “Ciudades escritas por la violencia. En Ciudadanías del miedo. Caracas, Nueva Sociedad, pág. 31.

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