El caso de Carlos Eduardo Robledo Puch, por Mauro Parra

Abstract: El objeto de estudio está conformado por dos ejemplares del diario Crónica – Año IX – Buenos Aires – martes 8 y miércoles 9 de febrero de 1972, obtenido en las instalaciones de la Hemeroteca del Congreso de la Nación. Para poder trabajarlo, fue necesario fotografiar los periódicos, ya que no está permitido replicarlo con motivo de la preservación de su integridad. Por lo tanto, luego de una preselección, se tomaron las imágenes necesarias y luego se procedió a su transcripción por escrito –que se adjunta al final del trabajo- para poder llevar a cabo el análisis propiamente dicho.


1- Tema: ¿Se lo inscribe en alguna serie? ¿Cuál?

A partir del análisis de las dos noticias periodísticas del diario Crónica (y de otras del mismo medio que fueron consultadas y analizadas en el momento), el tema consiste en la detención de Carlos Eduardo Robledo Puch, acusado por el asesinato de doce personas a su corta edad de 20 años.

El suceso es publicado en la tapa del diario como nota principal desde el 8 de febrero de 1972 hasta el 21 de febrero del mismo año, inclusive. El día posterior -22-02-1972- se publica en tapa como nota principal la siguiente: “JOSEPH KENNEDY SIGUE EN PODER DE SUS RAPTORES”, mientras que, en un artículo secundario, titula “ENTABLAN JUICIO CONTRA LOS PADRES DEL CHACAL”.

El seguimiento que el diario Crónica hace del caso lo inscribe en una serie de asesinatos de las que supuestamente Carlos Eduardo Robledo Puch fue responsable directo o cómplice, los cuales son enumerados y descriptos detalladamente en la edición del 9 de febrero de 1972 bajo el subtítulo: “DOCE MUERTES EN SU CORTO CAMINO”.

Por su parte, otras noticias vinculadas con hechos de homicidios son publicadas en esas ediciones, como es el caso de una relacionada con la detención cerca de Londres de dos “hippies” sospechosos de haber asesinado y mutilado a una señora y su bebé. Si bien esta última no guarda características que la puedan asemejar con las víctimas del caso de Robledo Puch, al ser agrupadas en una misma sección del diario generan una sensación de mayor peligrosidad; o de un acontecimiento que tiene lugar más allá de los límites de nuestro país (el otro caso al que se da cuenta acontece en Londres).

2- Contextualización de la información: ¿Se reconocen motivos macro?

En cuanto al intento por hallar motivos para explicar las causas que llevaron a Carlos Eduardo Robledo Puch a causar las muertes, en la primera noticia, el periodista dice no poder dar cuenta de las razones que llevaron al joven a causarlas: “Tratar de calificar a Carlos Eduardo Robledo Puch, un joven de 20 años detenido en Villa Adelina, resulta absolutamente imposible.”

De este modo, el medio se apoya en argumentos psicológicos para explicar las causas que habrían llevado al joven a provocar estos homicidios. Sin embargo, esta idea confronta con el informe presentado por los médicos, que es calificado por el diario de “curioso”, ya que declara como “un individuo absolutamente normal y en pleno goce de sus facultades mentales” al joven. En opinión del periodista, esta descripción de las facultades mentales del homicida resulta “realmente incomprensible”, ya que rompe con la hipótesis en la que se apoya el periódico para explicar las muertes como consecuencia de un desequilibrio mental por parte de Carlos Eduardo Robledo Puch.

3- Tipificación de víctimas y victimarios: ¿Cuáles son los rasgos predominantes? ¿Aparecen marcas de clase?

El medio escrito representa a las víctimas y victimarios de una forma que recupera la antítesis presentada por Sarmiento entre civilización-barbarie. Por un lado, las víctimas, en su mayoría serenos o dueños de empresas que eran ejecutados, a pesar de no ofrecer resistencia, por Carlos Eduardo Robledo Puch y sus cómplices luego de haber concretado los asaltos, como así también en el caso de Ana María Dinardo e Higinia Eleuteria Rodríguez, de 16 años, eran presentadas como víctimas indefensas frente a la ferocidad de los crímenes cometidos por el joven delincuente. En el caso de la modelo (Ana María Dinardo) se la describe como la “joven y bella modelo”.

Por su parte, en referencia a Carlos Eduardo Robledo Puch, las noticias están cubiertas por adjetivos calificativos que construyen al asesino como un animal, y para esto utilizan el término “chacal”[1] para referirse al joven. En este mismo sentido, la irracionalidad de sus actos es descripta utilizando un lenguaje que lo descalifica como ser humano y lo aproxima a la categoría de bestia. Un listado de las palabras utilizadas permiten dar cuenta de esta idea: “fiera humana”, “monstruo humano”, “bestia humana”, entre otras. También está presente el componente psicológico en la descripción del joven de 20 años, caracterizándolo como un “libertino y desprejuiciado muchacho” y también como “un asesino nato, un delincuente de extrema peligrosidad.”

En síntesis, los rasgos predominantes en Carlos Eduardo Robledo Puch están constituidos por su temprana edad -insisten en que tiene tan sólo 20 años, y que desde la corta edad de 17 ya había comenzado con su raid delictivo-, su supuesto desequilibrio mental, describiéndolo como un sádico asesino y, finalmente, como el hijo de un alto ejecutivo, lo que genera una sensación de extrañeza en los periodistas, acostumbrados a narrar asesinatos ocasionados por las clases subalternas de la sociedad, y con la consiguiente criminalización de la pobreza, donde se asocia la pobreza como sinónimo de delincuencia. En el estudio del programa Policías en acción, María Eugenia Contursi y Federico Arzeno sostienen que surgió “una nueva forma de discurso dominante mediatizado en el que se produce una representación de los excluidos del sistema capitalista como caóticos y amenazantes, peligrosos por su barbarie, inclusive para ellos mismos.”[2] En cambio, Carlos Eduardo Robledo Puch es hijo de una familia que goza de una buena posición económica, por lo cual no existe una explicación a partir de la necesidad que pudiera transitar él o alguno de sus familiares que lo habrían llevado a cometer los asaltos.

4- Ubicación del enunciador: ¿Hay un narrador tipo? (actante, enunciador)

El narrador de los acontecimientos que se van sucediendo en las ediciones del diario Crónica toma la postura de convocar a los lectores a reflexionar acerca de la naturaleza del crimen. Sin embargo, el narrador sienta su posición e invita, con preguntas que dirigen el modo de pensar que quiere que tomen los lectores, a apoyar una sanción dura para el joven debido a los asesinatos que cometió. Por lo tanto, el relato de los hechos no debe comprenderse como un fiel reflejo de la realidad, sino que lo que ocurre, siguiendo a Álvarez Teijeiro, Farré y Fernández Pedemonte es “ese mundo posible es responsabilidad del medio, que lo construye a partir de una selección de la realidad.”[3] Esteban Rodríguez toma de Michel Foucault la idea de que “La nota roja unida a la literatura policíaca ha producido desde hace más de un siglo una masa desmesurada de “relatos de crímenes” en los cuales aparece sobre todo la delincuencia a la vez como muy cercana y completamente ajena, perpetuamente amenazadora para la vida cotidiana (…).”[4] Esto, sumado a la idea de territorialidad del peligro[5], genera en los vecinos del barrio donde ocurrieron los hechos la sensación de peligro inminente, de que a cualquiera le puede pasar lo mismo que a las víctimas, y esto en verdad debe ser entendido como resultado de la construcción que hace el medio a partir de un enunciador que hace pensar que el peligro es inminente y que se debe apresar al delincuente para evitar correr la misma suerte que las víctimas.

5- Construcción del ámbito criminal, la naturaleza del crimen y del o los criminales: ¿A qué imaginarios o representaciones sociales remiten?

La construcción del ámbito criminal está dada a partir de, en primer lugar, la detención de Carlos Eduardo Robledo Puch y su imperturbable rostro mientras es trasladado para la reconstrucción de los dobles asesinatos de Carupá y la boite Enamour. En un segundo lugar, se utilizan las declaraciones del joven, calificadas de “fríos y hasta altaneros relatos” -ante el juez implicado en la causa. Es decir, mediante una subjetiva descripción que el periodista hace de la imagen del joven, sumado a una calificación de sus declaraciones, construye un imaginario en la sociedad como un ser peligroso, demencial y hasta monstruoso por la ferocidad de sus crímenes, y en consecuencia debe ser apresado en una jaula como el animal que es, a pesar que aún no ha sido sometido a un juicio, por lo cual según la ley sigue siendo inocente.

Además de juzgarlo por sus asesinatos, también se deja al descubierto que Carlos Eduardo Robledo Puch traicionó a sus cómplices al llevarse sus vidas en confusos episodios, en un caso, con un tiro por el hecho de que su compañero no había podido concretar el asalto, y en el otro, como resultado de un supuesto accidente de auto.

Los lectores que no tengan en cuenta la construcción de sentido que hace Crónica de los acontecimientos lo juzgarán como un ser irracional, a pesar de no conocer los motivos macro que, como vimos anteriormente, no son explicados por el periodista y que podrían darle una explicación fundamentada a sus asesinatos.

El criminal constituye un caso que rompe con el habitual seguimiento de esta clase de asesinatos, en la mayor parte de los casos cometidos por actores sociales de sectores de bajos recursos. En este caso, al tratarse de un hijo de un alto ejecutivo, la representación social que surge del análisis que hace el periodista es el de una incomprensión frente a lo acontecido, ya que no entra en su perspectiva el hecho de que un joven, lo cual es un factor agregado, o sea, el hecho que sea una persona de tan corta edad, que tenga sus necesidades materiales satisfechas, por lo cual convierte a sus actos criminales en una situación extraña tanto para el periodista y, como constructor de opinión pública, de incomprensión para la sociedad.

6- Construcción del verosímil

a. Reglas propias del discurso periodístico

La construcción del verosímil en el discurso periodístico depende de dos aspectos. En primer lugar, las marcas en la deixis espacio temporal. Esto se observa en marcas temporales “Sobre el mediodía comenzó la reconstrucción del último de sus crímenes (…); e “Intensa actividad desempeñaron durante toda la jornada de ayer (…)” como así también de marcas espaciales “(…) el asalto a una ferretería de Carupá (…)”; y “Desde temprana hora se vivió ayer con agitación y nerviosismo en los pasillos de los tribunales de San Isidro (…)”. Estas marcas suponen que el periodista estuvo allí, en el lugar de los hechos, cubriendo los acontecimientos in situ.

El segundo aspecto a tener en cuenta es la inclusión de fotografías. En este caso, no se incluyen infografías, pero la cobertura de los acontecimientos es registrada por una numerosa cantidad de fotografías. Entre ellas, una donde está custodiado por los oficiales al momento de dirigirse al lugar de los hechos para reconstruir uno de sus asesinatos; otra de una de sus víctimas, Ana María Dinardo, la atractiva modelo asesinada por el “monstruo”; otra foto muestra a la multitud que aguardó en Carupá la llegada del homicida para la reconstrucción de sus dos últimos asesinatos. Todas estas imágenes, y otras más permiten visualizar el relato del narrador y sumarle intensidad a la ya exaltada descripción que hace el periodista de los hechos y de los actores involucrados, especialmente, en la conducta y la descripción física y psicológica de Carlos Eduardo Robledo Puch.

En tercer lugar, como modo de respaldar el relato y darle consistencia, el discurso periodístico cita fuentes de diverso carácter. En estas noticias, hay citas oficiales y extraoficiales. En relación a las primeras, se acude a los vecinos para dar cuenta de que la familia del joven no habitaba más la casa en la que habían vivido por algunos años. Por otro lado, la palabra de los médicos, la cual aporta un saber científico al hecho noticioso, a pesar que no es utilizado como un respaldo al relato del narrador, ya que contradice la idea que el periodista construye acerca de la supuesta demencia del joven. En relación a las fuentes oficiales, se explica que se está a la espera de un amplio informe policial en relación a las confesiones del apresado en cuanto a la reconstrucción de los crímenes cometidos. También se acude a fuentes allegadas a Carlos Eduardo Robledo Puch, como fue en la liberación de su madre que había sido apresada por una supuesta complicidad con las andanzas de su hijo. En esa ocasión, se obtuvo la palabra tanto de la madre, Aída Josefa Habedaon, como de su padre, quienes confesaron no ser los responsables de los asesinatos cometidos por su hijo. “No tenemos culpa”, afirmaron.

En cuanto a las fuentes extraoficiales, el periodista cuenta que según los trascendidos a los que tuvo acceso, Carlos Eduardo Robledo Puch pertenece a una familia de fortuna, lo cual convierte a sus robos en una situación difícil de explicar, más allá de las conjeturas que llevan al periodista a sostener que se trata de un asesino nato, un delincuente que ha nacido para eso y que no tiene piedad por sus víctimas, sino que su desequilibrio mental sería la razón que lleva a asesinar a muchas de sus víctimas, por la espalda, sin darles posibilidad de defensa.

El cuarto aspecto está dado por la objetividad, la cual se construye a partir de la descripción detallada de los acontecimientos y de lo que sería una cobertura ininterrumpida de todos los sucesos que van aconteciendo a partir de que Carlos Eduardo Robledo Puch fue apresado. Por ejemplo, se hace una reconstrucción pormenorizada de las “Doce muertes en su corto camino” describiendo de forma detallada las fechas de los hechos, los victimarios, las víctimas, las cifras de dinero que se llevaron en los asaltos y hasta descripciones detalladas de la forma en que fueron asesinadas sus víctimas.

b. Respete las nociones de verdad que imperan en la sociedad y en la época

La noticia respeta las nociones de verdad que imperan en la época, ya que no da cuenta de fenómenos sobrenaturales ni fuera de los parámetros normales en los casos de violencia. No obstante, la descripción de los crímenes es exagerada pero no en un sentido fantástico que lo convierte en inverosímil, sino que el motivo que lleva a agrandar los hechos es la búsqueda por capturar la atención del lector y así aumentar la venta de ejemplares. En definitiva, de lo que se trata es de una empresa periodística que “viste” y exagera los sucesos para darle mayor repercusión y encuentra en el morbo una forma de conseguirlo.

7- Caracterización de la ley

En lo que respecta a la evaluación que hace el medio de la labor desempeñada por las partes implicadas en la investigación, se muestra conforme con el trabajo realizado por el juez que entiende en la causa, Víctor Sasson: “Gracias a cuya preocupación y diligencias, y venciendo serios obstáculos y presiones –según pudo saberse- se detuvo a Roberto Puch y se llegó al fondo de los hechos.” No obstante, en la edición del miércoles 9, en un apartado titulado “LA OPINIÓN PÚBLICA DEBE SER INFORMADA” se le hace una crítica en relación a su actuación con la prensa. “Pero, si bien la actuación del doctor Sasson como magistrado es inobjetable, no ocurre lo mismo en el tratamiento al periodismo.” Lo que se le critica es no haberle permitido a los periodistas cumplir con su labor informativa.

Por su parte, en cuanto a la evaluación del desempeño de la institución policial, el periodista da a entender que existieron presiones para trabar la investigación: “(…) en el momento en que el crimen de Pilar, o los crímenes, iban a quedar resueltos, repentinamente volvió a usarse el “secreto de sumario” como arma para silenciar la información periodística.”

8- Reflexiones acerca del crimen y de la sociedad

Los crímenes perpetrados por Carlos Eduardo Robledo Puch configuran un caso atípico si se lo compara con otros hechos de violencia de la época. Lo que lo caracteriza es la sangre fría, crueldad y cinismo en la realización de los hechos, como así también las particularidades del criminal, a saber, su corta edad y su pertenencia a una familia acomodada.

En cuanto a las reflexiones que aparecen en cuanto a la sociedad, en la noticia del miércoles 9 se incluyen dos apartados “FLOR DEL MAL, DE AQUÍ Y AHORA” y “UN AMBIENTE APTO AL DESORDEN”, donde el periodista considera que el resultado de semejantes atrocidades es consecuencia de la sociedad “en que vivimos”, (de aquel entonces, en 1972). “Dentro de esta sociedad ha florecido esta flor del mal, que mal que nos pese es bien nuestra y bien de ahora.” Lo que distingue a este de otros asesinos es “la perversión hasta sus últimas consecuencias. Pero es siempre consecuencia.” Una vez más, la idea supone que la sociedad ha posibilitado que hechos como estos sucedan, ya sea por la mentira y la ficción que caracterizan la época o por los valores que se imponen socialmente.

El uso de la metáfora de la flor da una clara idea de un nacimiento en un terreno que suele dar bellas flores, pero donde también puede darse el crecimiento de malezas, aduciendo que del mismo sistema social surgen personas con bondades y otras, como Carlos Eduardo Robledo Puch, con un instinto asesino innato.

2. Reflexión personal articulando autores

La idea de delito que surge del caso de Carlos Eduardo Robledo Puch es la que lo entiende como el delito contra la propiedad privada y también contra las personas. Sin embargo, hay algo que distingue al joven de 20 años de los personajes que conforman el objeto de estudio de muchos de los autores que reflexionan acerca del delito y la violencia en la Unidad 3, y esto es que no se trata de un individuo perteneciente a los sectores populares, siendo este el estereotipo de delincuente en la mayoría de los medios, con la consecuente criminalización de la pobreza, sino que lo que se da en este caso es que un “niño bien” con “cara de ángel” como se lo denomina a Carlos Eduardo Robledo Puch es el autor de crímenes de una violencia casi indescriptible, lo que lleva al periodista a considerarlo un animal, un ser irracional, un bárbaro.

A su vez, si bien se consideran aspectos económicos al dar cuenta de su pertenencia a una familia acomodada, y aspectos psicológicos, para explicar las causas que desencadenaron en sus asesinatos, el diario Crónica no da cuenta de lo que autores como Alejandro Isla y Daniel Míguez consideran fundamental para analizar hechos delictivos. “La “violencia delictiva” no puede entenderse desvinculada de procesos políticos, económicos y culturales que, a su vez, contienen sus propias formas interrelacionadas de violencia.”[6] En lugar de esto, se posiciona desde una mirada sensacionalista, focalizándose en convertir en espectáculo algo que es propio de la vida real, y así convertir la información en mercancía. En relación a su corpus de estudio, Iglesias sostiene que “es notable la espectacularización que se realiza del hecho delictivo.”[7]

Por último, siguiendo a Barbero y Rotker, se entiende el modo en que el diario Crónica instaló el tema del delito de su agenda en la agenda del público, colocando por catorce días consecutivos la detención de Carlos Eduardo Robledo Puch como noticia principal de la tapa del periódico. “Pues, los medios son clave de los nuevos modos de habitar y de comunicar, son expresión de una angustia más honda, de una angustia cultural.”[8] Esto genera una sensación de inseguridad en los lectores que los lleva a resguardarse en el espacio privado, es decir, en sus hogares donde se sienten a resguardo del delito que reinaría en las calles, tal cual lo representa el medio escrito.

El caso de Carlos Eduardo Robledo Puch es disruptivo con la idea construida por los medios en cuanto a que las clases más desfavorecidas serían las responsables de los hechos de violencia que representan las radios, los diarios y los programas televisivos en sus transmisiones diarias. Es tal la extrañeza que provoca el conocimiento público de los doce asesinatos cometidos por un joven de clase alta, hijo de un ejecutivo, que los propios periodistas, no habituados a cubrir este tipo de acontecimientos, se ven impedidos de buscar causas macro que justifiquen su explicación de los hechos.

Bibliografía

- Alvarez Teijeiro, Carlos, Farré, Marcela y Fernández Pedemonte, Damián (2002): “Representación social de los sujetos de la protesta en Azul Noticias y Telenoche (diciembre 2001). En Medios de comunicación y protesta social. Buenos Aires, La Crujía.

- Barbero, Jesús Martín (2000): “Ciudades escritas por la violencia. En Ciudadanías del miedo. Caracas, Nueva Sociedad.

- Contursi, María Eugenia y Arzeno, Federico (2009): “El lenguaje de la violencia: género, narración y ficcionalización en Policías en acción”. En Question Nro. 22. Revista electrónica de la Universidad Nacional de la Plata, URL htpp:/perio.unlp.edu.ar/question.

- Diccionario de la Real Academia Española.

- Iglesias, Martín (2005): “Unidad temática: delincuencia urbana-inseguridad”. En Mediados. Sentidos sociales y sociedad a partir de los medios masivos de comunicación. Cuaderno de trabajo N° 57. Buenos Aires, Ediciones del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.

- Isla, Alejandro y Míguez, Daniel (2003): “De las violencias y sus modos. Introducción” y “Conclusiones: El Estado y la Violencia Urbana. Problemas de Legitimidad y legalidad”. En Heridas urbanas. Violencia delictiva y transformaciones sociales en los noventa. Buenos Aires, Editorial de las Ciencias.

- Pereyra, Marcelo (2009): “Cartografías del delito, territorios del miedo”. En Martini, Stella y Pereyra, Marcelo (eds.): La irrupción del delito en la vida cotidiana. Estudios en comunicación, cultura y opinión pública. Buenos Aires, Biblos.

- Rodríguez, Esteban: “Cubriendo la noticia”. El papel de los periodistas movileros en la representación de la protesta social.



[1] Diccionario de la Real Academia Española.

Chacal: Mamífero carnívoro de la familia de los Cánidos, de un tamaño medio entre el lobo y la zorra, parecido al primero en la forma y el color, y a la segunda en la disposición de la cola. Vive en las regiones templadas de Asia y África. Es carroñero y de costumbres gregarias.

[2] Contursi, María Eugenia y Arzeno, Federico (2009): “El lenguaje de la violencia: género, narración y ficcionalización en Policías en acción”. En Question Nro. 22. Revista electrónica de la Universidad Nacional de la Plata, URL htpp:/perio.unlp.edu.ar/question.

[3] Alvarez Teijeiro, Carlos, Farré, Marcela y Fernández Pedemonte, Damián (2002): “Representación social de los sujetos de la protesta en Azul Noticias y Telenoche (diciembre 2001). En Medios de comunicación y protesta social. Buenos Aires, La Crujía, pág. 47.

[4] Rodríguez, Esteban: “Cubriendo la noticia”. El papel de los periodistas movileros en la representación de la protesta social.

[5] Pereyra, Marcelo (2009): “Cartografías del delito, territorios del miedo”. En Martini, Stella y Pereyra, Marcelo (eds.): La irrupción del delito en la vida cotidiana. Estudios en comunicación, cultura y opinión pública. Buenos Aires, Biblos.

[6] Isla, Alejandro y Míguez, Daniel (2003): “De las violencias y sus modos. Introducción” y “Conclusiones: El Estado y la Violencia Urbana. Problemas de Legitimidad y legalidad”. En Heridas urbanas. Violencia delictiva y transformaciones sociales en los noventa. Buenos Aires, Editorial de las Ciencias, pág. 3.

[7] Iglesias, Martín (2005): “Unidad temática: delincuencia urbana-inseguridad”. En Mediados. Sentidos sociales y sociedad a partir de los medios masivos de comunicación. Cuaderno de trabajo N° 57. Buenos Aires, Ediciones del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, pág. 13.

[8] Barbero, Jesús Martín (2000): “Ciudades escritas por la violencia. En Ciudadanías del miedo. Caracas, Nueva Sociedad, pág. 31.

Violencia de género: El secreto de sus ojos, por Mauro Parra

En lo referido al campo de la violencia, cuando se habla de género se debe hacer un esfuerzo mayor por agudizar el enfoque desde donde mirar. Desde la elección de las palabras para narrar los hechos, hasta la descripción del escenario y de los actores involucrados en el episodio, resultan cruciales para trabajar de forma coherente y seria la problemática de la violencia de género.

Al hablar de género, debe comprenderse que se trata de una categoría del orden de lo cultural, es una construcción que asigna a los hombres y a las mujeres pautas de comportamiento, conductas, valores que se esperan de ellos y que los diferencia y que, además, implica cierto castigo frente a aquellas conductas que no cumplen con lo que se espera socialmente.

La violencia de género entendida como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres, incluidas las amenazas de tales actos y la coacción o la privación arbitraria de la libertad”[1] permite entender un fenómeno de la realidad social que, en caso de ser tratado a través de discursos, especialmente el mediático, sin la precisión y seriedad que el tema merece, se puede incurrir en graves faltas y retrocesos en la lucha eficaz contra la violencia de género.

El filme El secreto de sus ojos[2] narra la historia de un agente de la justicia federal, Benjamín Espósito (Ricardo Darín) que investiga el crimen de una joven mujer, Liliana Colotto de Morales, que fue brutalmente violada y asesinada dentro de su casa en un barrio de la ciudad de Buenos Aires. Siguiendo a Silvia Chejter, que analiza el discurso periodístico de la violación en la prensa escrita se pude comprender, haciendo la salvedad que en este caso se analiza un caso ficcional llevado a la pantalla grande, que “las noticias de violación (…) exhiben el imaginario social de la sexualidad, del poder, la violencia, la justicia, las concepciones de lo normal y de lo desviado, de lo cultural y de lo natural, de lo aceptable y de lo intolerable, desplegando ampliamente las jerarquías y los ordenamientos sociales.”[3] La idea que sostiene esta autora es que los medios lo que hacen no es reflejar la realidad, sino que más bien se ocupan de construirla solidificando lo existente, reproduciendo relaciones de poder consolidadas, hegemónicas. Esta concepción de la violencia de género y de su representación en los medios gráficos se ajusta a la idea que algunos autores tienen de vincular al género con relaciones de poder, que históricamente favorecen a los hombres, y donde las mujeres ocupan un sector subordinado. En el filme se puede observar claramente esta diferencia en lo que hace a las relaciones de poder, quedando evidenciado en las dificultades que debe afrontar la nueva jefa del departamento, Irene Menéndez Hastings (Soledad Villamil) para poder cumplir con su función al frente del departamento. Este personaje es la personificación de lo que Bourdieu señala en relación al papel que deben cumplir las mujeres como agentes políticos. “Esta movilización típicamente política abriría a las mujeres la posibilidad de una acción colectiva de resistencia, orientada hacia unas reformas jurídicas y políticas (…) para así poder quebrantar las instituciones, estatales y jurídicas, que contribuyen a eternizar la subordinación.”[4] En este sentido, el papel de Villamil ejemplifica la opresión a la que se ven sujetas las mujeres al ocupar cargos jerárquicos dentro de las instituciones que tienen una concepción patriarcal, autoritaria y machista acerca de su conducción y modo de ejercicio.

Por su parte, Ariznabarreta insiste en el carácter sociocultural y no biológico del término género, y con esto lo que hace es desestimar la determinación biológica y, en su lugar, habla de determinación social. “El término género va más allá de la mera diferenciación biológica y hace referencia a las construcciones culturales, a la creación social de ideas acerca de lo que es apropiado y conveniente para los hombres y para las mujeres.”[5] Entender a la problemática de la violencia de género como un fenómeno social, para esta autora, es fundamental para contribuir a formar esquemas de pensamiento que permitan dar cuenta de la gravedad del asunto. El buen uso del lenguaje es necesario para que la opinión pública perciba al fenómeno como un hecho estructural y esto se logra evitando referirse a estos casos con denominaciones como “violencia doméstica” que lo que hacen es circunscribir el acto de violencia al ambiente donde el mismo tiene lugar, en vez de fundamentarlo con causas estructurales.

En relación al caso de violencia de género que tiene lugar en el relato de ficción, se trata de una violación seguida de muerte ocurrida el 21 de junio de 1974. La víctima, Liliana Colotto, de 23 años, maestra, casada con Ricardo Morales (Pablo Rago). El victimario, Isidoro Gómez, soltero, conocido de la infancia de la mujer. Según la madre de Gómez “Ah, Liliana Colotto, eran noviecitos ellos… del barrio. A él le gustaba mucho esa chica, pero ella después se fue a Buenos Aires y no se vieron más.” Si bien se trata de un hecho ficcional, es representativo de lo que sucede en la realidad, en relación a que en un porcentaje mayoritario de casos, los crímenes que sufren las mujeres son cometidos por las parejas o ex parejas. En este sentido, Esther Madriz se refiere al modo en que son representados los delitos contra las mujeres en los medios de comunicación y remarca que “las imágenes de la prensa suelen presentar a las mujeres como probables víctimas de desconocidos, pero la realidad es que tienen más probabilidades de ser víctimas de un delito cometido por algún conocido.”[6] En este sentido, aparece nuevamente la cuestión de las relaciones de poder, de dominación, donde el hombre, sin el consentimiento de la mujer, la violenta y cercena sus libertades, terminando en el filme con la muerte de la joven que había comenzado una nueva relación con otro hombre y que se había casado.

Para finalizar, siguiendo a Virginia Villaplana en su intento por contribuir a erradicar la violencia de género en las sociedades posindustriales, propone concebir a la violencia de género como “violencia social, histórica y política”[7]. Una vez más y al igual que otros autores, la violencia de género es pensada como un fenómeno social, con causas estructurales, donde no deben simplificarse o frivolizarse los acontecimientos que desembocaron en el acto de violencia. En este sentido, los medios deben ser conscientes de la función que cumplen en la construcción de la realidad y como formadores de opinión pública. Es una sociedad gobernada por imaginarios machistas y donde la violencia está muchas veces naturalizada. La solución algunos la encuentran en el llamado al orden y el pedido por un mayor control, y otros, con mayor conocimiento de la problemática, invitan a la reflexión, a considerar la violencia de género como una problemática social que es el resultado de una relación desigual, asimétrica de poder entre hombres y mujeres y que necesita políticas públicas que luchen por cambiar el orden cultural y la concepción de la superioridad del hombre sobre la mujer. Es necesario dar cuenta de la singularidad de los hechos, de sus causas y tomarlo como una problemática social para así contribuir a la formación de una opinión pública que tome conciencia de la complejidad y la gravedad del fenómeno.



[1] Ariznabarreta, Larraitz, y col. (2006): “Algunas consideraciones en torno a la denominación violencia de género”. En Tratamiento de la violencia de género en la prensa vasca. San Sebastián, Universidad del Deusto. Pág. 29.

[2] Campanella, Juan José, basada en la novela La pregunta de sus ojos, de Eduardo Sacheri. (2009).

[3] Chejter, Silvia (1995): “El discurso periodístico de la violación en la prensa escrita”. En Travesías, año 3, N° 4, noviembre, pág. 18.

[4] Bourdieu, Pierre (2003): “La eternización de lo arbitrario”. En La dominación masculina. Barcelona, Anagrama, págs. 8-9.

[5] Ariznabarreta, Larraitz, y col. (2006): “Algunas consideraciones en torno a la denominación violencia de género”. En Tratamiento de la violencia de género en la prensa vasca. San Sebastián, Universidad del Deusto. Pág. 27.

[6] Madriz, Esther (2001): “Introducción (fragmento). En A las niñas buenas no les pasa nada malo. México, Siglo XXI.

[7] Villaplana, Virginia (2006): Argumentos de no-ficción: género, representación y formas de violencia”

El Triple Crimen de Cipolletti, por Mariana Ortega

Para elaborar la propuesta de trabajo de la Unidad IV, “Violencia de Género”, trabajaré con una serie de artículos periodísticos del Diario Río Negro, seleccionados del archivo oficial de dicho diario, de la sección Policiales, sobre lo que se denomino el “Triple Crimen de la ciudad de Cipolletti”, que consistió en el brutal asesinato a tres chicas: María Emilia González, Paula Micaela González y Verónica Villegas. Dichos artículos se encuentran anexados todos al final del trabajo y datan del año 1997, desde que se reporta la desaparición de las tres jóvenes, su posterior y terrible hallazgo hasta las connotaciones y opiniones del caso y sus presuntos culpables. Además se incluyen en los recortes opiniones de miembros de la comunidad en general, donde se precisan las reflexiones de una sociedad conmocionada por el hecho con sus posteriores acciones. Estas reflexiones me parecieron de vital importancia para desarrollar una serie de reflexiones sobre las temáticas más importantes a la que apunta el seminario.

Cuestionario:

1- El tema del artículo es el “Triple Crimen de la ciudad de Cipolletti”, ocurrido en la ciudad de Cipolletti, provincia de Río Negro, el día 09 de noviembre de 1997. Las tres jóvenes, María Emilia (24 años), Paula Micaela (17) y Verónica (22), fueron secuestradas mientras realizaban una caminata por el barrio el día 09/11. Fueron golpeadas, violadas y asesinadas el 10/11 de noviembre y sus cuerpos fueron hallados cerca de las vías del ex-ferrocarril, tapadas por hojas y basura el 12/11. La sinuosa investigación policial llevó a los jueces a apresar a unos marginales que vivían en uno de los barrios más pobres de Cipolletti, Los Hornos. Hilario Sepúlveda y Horacio Huechemir, eran dos hombres pobres de la ciudad que fueron tomados como sospechosos, atacados a balazos por la policía y procesados por los homicidios, sólo por su cualidad de marginados sociales. Esta hipótesis duró poco tiempo y los dos sospechosos fueron dejados en libertad por falta de mérito. Mientras tanto duro la hipótesis de los marginales, se tejieron alrededor de ellos artimañas de todo tipo para hacer creer su participación en los crímenes. Desde los dichos de altos magistrados: jueces, fiscales, jefes de policía, intendentes y demás políticos, hasta familiares, amigos y vecinos. Todos ellos son de vital importancia en la descripción de los hechos los días posteriores al triple crimen.

¿Se inscribe al delito en una serie? ¿Cuál?

La noticia sale tapa de diario “Indignación y dos detenidos por la masacre de Cipolletti” y la noticia se desarrolla desde la página 20 hasta la 30, de la sección Policiales/Judiciales, que se encabeza con el titulo “Horror y conmoción por el asesinato de las tres chicas que habían desaparecido en Cipolletti”, durante esta página y en la siguiente se detalla todo aquello referido al crimen: hallazgo de los cuerpos, ataque sexual, armas que utilizaron y también se menciona a dos detenidos por los crímenes. En la página 22 se habla específicamente de los dos sospechosos con el titulo: “Detuvieron a tiros a tres de los sospechosos”. Los textos que siguien versan entre infografías y mapas sobre el secuestro, palabras y opiniones de especialistas en el tema (jueces, policías, peritos), pedidos de justicia de familiares y amigos, el vecino que encontró a las chicas desaparecidas; hasta que en la página 27 en el pie de Pág. un recuadro titula: “Una historia de cuentas pendientes”, acompañado por un copete de un reglón que aclara: “Demasiados casos sin resolver en la provincia de Río Negro”, así el este triple crimen se inscribe en esta serie de delitos sin resolver. El pequeño recuadro narra una la historia de crímenes impunes en la provincia, sobre el cual este sería una seguidilla de los que allí se detallan. Nombran cuatro crímenes, y el párrafo concluye: “la policía está perdiendo la partida contra el delito”. Entre los asesinatos se destacan el de Oscar Pardo, violado y asesinado en 1996 Cervantes, pcia de Río Negro, el de Mariela Rodríguez, asesinada en un taxi, el de Leticia Sartor, en un robo a su casa, ambos en la localidad de Villa Regina en el año 1995, el de Raúl Asís en un robo en su comercio de Gral. Roca en 1994, el de Daniela Calfupán en Fdez. Oro en 1994, el de Carlos Méndez en un robo también en 1994; y por último el de Río Colorado con dos personas asesinadas en 1989. Estos crímenes están enmarcados en robos contra la propiedad privada y “casos de inseguridad”, según dice: “Los niveles de inseguridad crecen en forma alarmante”. Los casos mencionados, pueden no tener nada que ver con lo que les sucedió a las jóvenes, ya que a ellas no las mataron para robarles, y en los demás casos, excepto uno, no se registra violación ni saña, sin embargo el Diario los utiliza como antecedentes, además los nombran como impunes aunque algunos de ellos recibieron condenas. También en la Pág. 24 el Ministro de seguridad Jouliá expresó: “queremos que se esclarezca tanto este caso como el de Río Colorado”, marcándolo como antecedente y en el párrafo siguiente agregó: “en el caso de Río Colorado hubo fuertes falencias y no queremos que acá pase lo mismo…”. El ministro está marcando un antecedente de un caso que hasta el momento no se sabría si tendría algún tipo de relación con este, ya que en el caso de las dos personas asesinadas en Río Colorado (Raquel Laguna y Sergio Sorbellini) se esclareció que la policía fraguó pruebas y dos personas fueron condenadas. El juicio se declaró nulo y ocho años después fueron procesados los policías. Sin embargo, estas palabras dichas por el ministro pueden haber sido un disparador de casos de inseguridad, y su consiguiente efecto el detalle de crímenes que realiza el diario, aunque dichos actos criminales responden a una naturaleza distinta. Por estos detalles y los mencionados más arriba es que no se aprecian notables coincidencias con el Triple crimen.

2- Contextualización de la información. ¿Se reconocen motivos macro?

En lo que respecta a la cobertura realizada por el medio específicamente se reconocen motivos que conducen a dos sospechosos por los crímenes, estos elementos que figuran en la crónica son: una denuncia anónima, armas encontradas en el lugar allanado y manchas de sangre en la ropa de los sujetos.

La contextualización de la información se realiza de modo prejuicioso y discriminatorio con respecto a los sospechosos en forma constante. La primera mención que realizan es: “Hay dos detenidos que resistieron a balazos”, tenían ropa manchada con sangre. Esos dos detenidos eran Horacio Huechumir e Hilario Sepúlveda, quien para ser apresado recibió tres balazos por parte de la policía por su presunta vinculación en el hecho. Esta vinculación se realizó a través de una supuesta llamada anónima que, como dice el artículo: “alerto sobre la responsabilidad de dichos sujetos en el hecho”. Nada más que una llamada y con esto alcanzó para ir a buscarlos a los tiros. Lo importante es que nunca se revela ningún dato más acerca de esta llamada y la sangre encontrada en la vivienda parece ser de los sospechosos, del policía herido y no de las victimas. En la Pág. 20 del texto principal puede leerse: “la resistencia de uno de los individuos a ser detenido (…) fueron consideradas fuertes presunciones en su contra”. La resistencia a Hilario le valió tres balazos. La pregunta lógica sería ¿quien no se resistiría a ser atacado a tiros? En la Pág. 22 se titula “Detuvieron a tres de los sospechosos”. Allí se relata el lugar donde hallaron a los sospechosos, muy peyorativamente dentro de un barrio pobre se dice “en la casita del paraje Santa Marta” del barrio Los Hornos. El periodista continúa: “el dormitorio renegrido por el humo y de una sola ventana pequeña, estaba totalmente a oscuras”. Tal vez estaba a oscuras porque justamente estaban durmiendo cuando los sorprendió la policía. Se hace alusión a lo largo del texto a la situación social de los involucrados: la casita del paraje Santa Marta, el sector de los hornos de ladrillos, etc. Pero lo más grave puede verse en el copete que figura abajo del texto principal y que se titula: “Un paraje casi olvidado cerca del basurero municipal”, en este recuadro se describe la situación en la que viven los sospechosos.: la casa baja de ladrillos pegados con barro está en un rincón entre álamos y tamariscos, junto a un desagüe y mucha basura desparramada”, esta descripción es altamente discriminatoria con respecto a la situación social de los incriminados, continúa: “El paraje Santa Marta está muy cerca del basurero municipal, a unos cuantos kilómetros del centro de esta ciudad”, alude a que como son pobres viven en los suburbios, lejos del centro, en el área marginal de la ciudad. El relato está organizado por eje que es la cuestión de clases permanentemente. Son culpables porque son pobres. Son pobres, porque viven en un barrio pobre y porque la casa es de ladrillo, cerca de los hornos, un barrio sucio dentro del basurero municipal y por suerte lejos del centro, de la gente bien claro.

Todo el relato que continua es discriminatorio, estigmatizante con respecto a los rasgos de los sujetos, por ejemplo sus practicas: “algunos se quejaron porque en esa casa suelen juntarse algunas personas de mal vivir” o “hay permanentes reuniones de hombres, que se dedican a juntar cartones y metales en el basurero”, y también, “los encuentros suelen tener como denominador común el alcohol”. Todos estos rasgos que se describen son estigmatizantes y conforman estereotipos muy comunes difundidos por los medios de comunicación para caracterizar a las personas y agruparlas como delincuentes, criminales, alcohólicos, sólo por el hecho de ser pobres. Este es un rasgo recurrente en el relato, no se menciona las causas estructurales de que estas personas vivan en estado de indigencia, no se señala el valor del trabajo, porque trabajan cartoneando en los basurales como medio para subsistir y además el alcohol, para los pobres caratulado como un componente directo al crimen, porque se juntan a tomar alcohol y matan.

3 - Tipificación de víctimas y victimarios.

Durante toda la cobertura realizada se puede leer como se realiza esta distinción permanente entre las victimas, gente de bien y los victimarios, como inadaptados sociales. El relato versa constantemente en esta contraposición, por ejemplo en referencia a las víctimas en uno de los títulos se precisa: “Las chicas eran queridas por todos”. Durante el relato son recurrentes los estereotipos a los que apela el diario: “las tres chicas asesinadas son hijas de dos familias tradicionales de la ciudad”, además, “eran pibas ejemplares”, y también, “eran chicas de aquellas que van del estudio a su casa”. Estas constantes frases citadas en el diario hacen pensar al lector “está es gente” “es gente común, es gente como uno”. Esta es la gente que pide justicia, que está en las marchas en las calles, en la plaza de la ciudad reclamando penas más justas, más severas para los delincuentes y pidiendo por supuesto la pena de muerte para los asesinos. Como cada vez que hay un asesinato la gente sale a la calle a pedir más policías en las calles y además vuelve a instalarse el debate de la pena de muerte: “Muchas voces pidieron la pena de muerte”, o también, “saturaban las radios con llamados desde emotivos hasta pidiendo la pena de muerte”, o también la desafortunada declaración de la legisladora radical Marta Milesi: “para estos casos propongo la pena de muerte y además que les corten los huevos”. El diario apoya este debate titulando “A favor y en contra de la pena capital”, publicado el día 12 de noviembre en la Pág. 29 de la Sección Policiales, también al otro día en la tapa del diario se titula en un recuadro debajo de la foto principal de media pagina, del lado izquierdo: “En el gobierno vuelve a hablar de pena de muerte”. Lo que deja claro esto es que otra vez ante un terrible crimen la gente desea que se pague con la misma moneda y piden exactamente aquello que critican, la muerte por mano propia.

Otros aspecto destacado de la cobertura es la recurrencia a los pedidos de mayor policía para evitar el crimen, evitar la inseguridad. Al día siguiente el Diario saca un recuadro en la Pág. 21 de la sección Policiales/Judiciales que se titula: Piden destacamento y más Policía. Allí se le pide al gobernador que “aumente la planta de efectivos policiales y que garantice la provisión de elementos para la fuerza”. Paradójicamente se piden armas, garrotes, más herramientas a la policía para actuar contra las personas, contra la sociedad, como mencione antes se vuelve al planteo inicial, a poner en de relieve aquello que se cuestiona.

El contraste se produce cuando se hace referencia a los victimarios del hecho, es notable como cambia el tono del enunciador, deja de ser coloquial, melancólico y desgarrador y pasa a ser hiriente, a marcar una distancia a través de los adjetivos calificativos que utiliza para designar a los “sujetos”, que no son gente, son delincuentes, bárbaros, inadaptados. Es notorio el uso de algunos estigmas que figuran como marcas comunes en los delincuentes: la marginación, la alusión a la pobreza, la indigencia en la que viven, el basurero, las prácticas que tienen, el salir a buscar cartones y metales y además el consumo de alcohol. El lugar de la casita de los Hornos como un aguantadero donde se junta gente de “mal vivir” y tienen como “denominador común el alcohol”. El enunciador marca estos rasgos, estos atributos de los sujetos como condición estructural de su posterior comportamiento.

Dicotomía:

Paula Micaela González (17 años) estaba por terminar el secundario en un colegio inglés de Cipolletti, el "Sunrise School". Según expresan sus compañeras en el diario, “una compañera ideal”.

María Emilia González (24 años) estudiaba Ciencias de la Educación en Cipolletti. Era una mamá que vivía pendiente de su hijita Agustina quien estaba por cumplir tres añitos. “Quería ser maestra jardinera y las más de las veces iba a clase caminando”.

María Verónica Villar (22 años) era estudiante de la facultad de Ciencias Agrarias en la Universidad del Comahue. Todos los testimonios coinciden en que “era estudiosa y de su casa”.

Hilario Sepúlveda, (28 años) y Horacio Huechumir (22 años), principales acusado de los crímenes. Los marginales, desplazados, miserables, grasitas. No se aportan mas datos de ellos que estos.

4 - Ubicación del enunciador.

El enunciador no es objetivo, en tanto que se ubica del lado de los lectores del Diario, de la gente consumidora del producto. Es evidente que se instaura en el enunciado preferentemente de un lado, del lado de las victimas, de la gente que vive la tragedia, esto puede verse claramente en las siguientes enunciaciones: “las lagrimas de los cipoleños salieron a pedir justicia”, un relato teñido de color para entablar una identificación con el público lector y consumidor de dicho medio. Citas como “tenemos miedo” o “le pudo pasar a mi esposa a mi hija, esto nos duele a todos”, y también, “La gente salió a la calle eligió la plaza como escenario del llanto y protesta”. Entonces la enunciación parte desde este lugar, de la “gente”, como vos como yo, de la gente civilizada que sufre la inseguridad, por culpa de unos inadaptados.

Del otro lado puede ubicarse al grupo de bárbaros en un paraje casi olvidado, cerca del basurero municipal. Allí están los desplazados del sistema, del grupo gente, de los “cipoleños”, están los marginales que cartonean y beben alcohol, cerca del desagüe y la basura. Se vuelve a reproducir la dicotomía tan característica del tipo de discurso de este diario. Claramente este medio es el portavoz de lo que les sucede a los que viven la tragedia, de lo que le sucede a la gente bien y de buenas costumbres.

5 - Construcción del ámbito criminal, naturaleza del crimen y de los criminales.

La narración señala un lugar en las afueras de la ciudad, en un descapado, cerca de las vías del ferrocarril, un lugar tapado de hojas y basura. Afirma el imaginario social de esta zona, las vías del ferrocarril como un lugar peligroso y temeroso. Sin embargo, ese es el lugar donde fueron hallados los cuerpos, no se sabe donde las mataron. Lo que recalca el diario es que las tres chicas habían salido a caminar por la ciudad como cualquier persona y desaparecieron. En esta enunciación también hay un imaginario socialmente aceptado y es el de “el monstruo de la inseguridad”, el hecho de estar disfrutando determinada situación en el espacio público (la plaza, el barrio, etc) y que se produzca un acontecimiento inesperado, ser asaltado o abordado por cualquiera, por lo general un anormal, un monstruo.

Con respecto a los victimarios, ya lo exprese anteriormente y es esta recurrente de las dos personas detenidas, denominadas por el Diario Río Negro como “marginales”, o sea, inadaptados, desplazados, pobres, negros, grasas, anormales.

6 - Construcción del verosímil.

El verosímil se reconstruye a través de la voz de especialistas que formaron parte de la investigación, por ejemplo la policía es la voz oficial es citada continuamente, también el jefe de seguridad, ministros, jueces, peritos forenses. Sin embargo también hay otras fuentes como vecinos (el señor y su perra ámbar que salieron a buscar y hallaron los cuerpos de las jóvenes) y familiares y amigos. Pero lo que más se destaca durante el relato son las acciones llevadas adelante por los efectivos policiales, las cuales son traspuestas al relato a través de recurrentes citas. Por ejemplo, cuando se relata la detención de los sospechosos, el relato comienza del lado del sargento que llevó adelante el operativo, dice “El sargento Raylén entró a la casita del paraje Santa Marta…”. Esta narración detallada de los hechos es una estrategia que utiliza el enunciador para darle verosimilitud al relato, esta cuestión de narrar el momento real en el que apresan a los sospechosos. Sin embargo, el resto del relato meramente informativo, cita lugares, días y horas, pero no recurre a mayor dramatización o ficcionalización de los hechos.

El relato se complementa con muchas fotografías, entre ellas: de las tres victimas, de familiares rodeados de policías en el momento que son hallados los cuerpos, del juez y sus colaboradores en el lugar del hecho, de los policías en la casa de los sospechosos, del ministro de seguridad y jefe de policía en conferencia de prensa, de la marcha del día siguiente pidiendo justicia, de familiares llorando, del vecino y su perra que encontraron los cuerpos, etc. Es como si todos los momentos que se vivieron quedaran registrados en una imagen. Esto se complementa con el uso de infografías y mapas explicativos que registran recorridos y horarios precisos de los acontecimientos más importantes que ocurre entre el domingo desde la salida de las jóvenes a caminar, hasta el martes, con la detención de los sospechosos.

7- Caracterización de la ley. Evaluación del medio sobre el accionar policial.

Desde el medio si bien colocan al accionar policial como el calificado y digno de las acciones que realiza también es cierto que se produce un cuestionamiento de su accionar. Primero cuando se habla de los antecedentes (Pág. 27), titula: “Una historia cuentas pendientes”, allí el enunciador asegura que la policía está perdiendo la batalla contra el delito. Después agregan: “es un personal mal pago, con personal poco capacitado, con jefes que se pelean entre si, la policía acumula deudas contra la sociedad”. En fin, se muestra desconforma con la fuerza policial en muchos aspectos, citando antecedentes y problemas estructurales de la institución.

Al día siguiente, el diario titula “Fuerte polémica por el inicio de la búsqueda”: allí, a través de la voz de Carlos Segovia, representante de la Corriente de Militantes por los derechos humanos, se responsabiliza directamente a las fuerzas de seguridad, por no haber investigado la desaparición de las tres chicas. Le reclaman a la policiía no haber iniciado la búsqueda y los rastrillajes inmediatamente después de reportarse la desaparición: “No tenían ni nafta para los patrulleros ni linternas para recorrer la zona” Con esta afirmación también termina reduciendo la situación a un problema estructural que es la falta de presupuesto.

Sin embargo el diario no cuestiona en ningún momento el procedimiento violento y aniquilador que la policía de Río Negro llevó adelante para detener a los presuntos sospechosos. No reparo en el detalle de que no se había terminado de levantar los cadáveres, cuando la policía halló a los “culpables”: dos hombres pobres, que vivían en la zona más carenciada y marginada de la ciudad. Fueron reducidos a balazos por esta fuerza y apresados injustamente. Como también aprovechó para cuestionar la falta de policía y destacamento policial en los barrios carenciados, y abrir un debate acerca de la pena de muertes.

- Reflexiones sobre la violencia de género y la sociedad.

Durante la cobertura de la noticia realizada por el Diario Río Negro, desde la desaparición de las tres mujeres, hasta su hallazgo y los días posteriores, nunca se atino siquiera a vincular estos crímenes, dentro de la “Violencia de Genero”, por el contrario se marcan antecedentes de otros asesinatos relacionados con la inseguridad y no se aborda está cuestión con un problema estructural de la sociedad a través de un análisis crítico. Sin embargo, estos asesinatos fueron el primero de una serie de crímenes contra mujeres ocurridos en Cipolletti, como lo expresa Silvia Chejter[1], en su ensayo los discursos de la prensa escrita en los casos de violación, un dato desconocido, si bien suma nuevo conocimiento, se instala en lo sabido, en lo ya conocido. De este modo, la información de algo reciente, que da cuenta de un hecho novedoso, se suma a otros ya conocidos y se agrega una nueva unidad a la serie, así también se determina una identificación de la clase de hecho.

Como pudimos ver, durante una sinuosa investigación judicial, el magistrado llegó a apoyar la teoría de los marginales como autores materiales del secuestro y muerte de las chicas. Esa hipótesis le sirvió para procesar a Hilario Sepúlveda y Horacio Huenchumir, dos hombres pobres que forman parte del elenco de “los sospechosos de siempre” de la ciudad. Esta hipótesis, les valió a los jueces de la causa para instalar en los medios de comunicación y en la sociedad en general el caso como un hecho delictivo realizado por un par de inadaptados, como lo expresa Fernández Díaz[2] “por unos hombres anormales”. La autora dice que uno de los lugares comunes es la caracterización del grupo masculino entre hombres normales y anormales, en la que el agresor sería un monstruo, lejos de pertenecer al grupo de hombres con comportamientos aceptables.

Sin embargo no se produce en la narración del medio no se produce un maltrato explicito acerca de las mujeres asesinadas, si hay una reducción a ciertas imágenes prejuiciosas, que también es un tipo de violencia, aunque menos visible. Con respecto a esto un dato que me resultó interesa de la cobertura realizada es la constante caracterización que se realiza de las victimas. Volviendo a lo que dice esta autora acerca de tratamiento de la imagen de la mujer en los medios de comunicación, considero que hay una continua recurrencia a los estereotipos. La imagen que reproducen de las “chicas buenas, de las chicas estudiosas, de las chicas de su casa”. Como lo menciona la autora, en los medios se reproducen estereotipos existentes en la sociedad, de la mujer a un papel erótico o a un papel “domestico”. Este sitio donde las ubica la noticia es poco creíble, no es necesario personificarlas como santas, para que no se merezcan el maltrato, el abuso y la muerte, como también lo expresa July Cháneton[3] esto parte de una creencia socialmente aceptada, “el lugar tradicionalmente asignado a la mujer es de débiles y sumisas”. Lo importante de esta caracterización es en lo que produce en la opinión pública, y este tipo de apreciaciones radican en la creencia de la gente que como eran chicas buenas, no merecían morir. El peligro es que esto lleva a la dicotomía inmediata de que si eran unas locas callejeras se merecen todo lo que les sucedió. La cuestión que se debe plantear desde el medio es que lo que les sucedió a las muchachas no debería sucederle a nadie, sea bueno o malo, de su casa o de la calle, sea de las familias más tradicionales de Cipolletti o menos tradicionales, no se debe justificar bajo ningún parámetro este tipo de hechos. De este modo los medios de comunicación también ejercen dicha violencia, si tenemos en cuanta que esta es definida como “todo acto o mecanismo, legitimado por la costumbre y que tienen por resultado un daño físico, moral, sexual o psíquico”. Por lo tanto es necesario abordar las verdaderas causas del problema, que parten de una naturaleza ideológica, más vinculada a la creencia social y aceptada de la superioridad del hombre en la sociedad que lleva a disminuir la capacidad y el rol de la mujer, generando desigualdades estructurales. Por otro lado los abordajes mediáticos sobre este tipo de violencia, siempre versan en las individualidades y no se lo tiene en cuenta en una dimensión más amplia como la cuestión cultural e ideológica d género existente en las sociedades contemporáneas.

Bibliografía Consultada

  • Cháneton, July (2007): “Relatos y razones de los géneros”. En Géneros, poder y discursos sociales.

· Chejter, Silvia (1995): “El discurso periodístico de la violación en la prensa escrita”. En Travesías, año 3, N° 4, noviembre.

· Fernández Díaz, Natalia (2003): “Las mujeres y los Discursos Mediáticos”. En La violencia sexual y su representación en la prensa”. Barcelona, Anthropos.

· Madriz, Esther (2001): “Introducción” (fragmento). En a las niñas buenas no les pasa nada malo. México, siglo XXI.

Archivos del diario Río Negro.


[1] Chejter, Silvia (1995): “El discurso periodistico de la violación en la prensa escrita”. En Travesías, año 3, N° 4, noviembre.

[2] Fernández Díaz, Natalia (2003): “Las mujeres y los Discursos Mediáticos”. En La violencia sexual y su representación en la prensa”. Barcelona, Anthropos.

[3] Cháneton, July (2007): “Relatos y razones de los géneros”. En Géneros, poder y discursos sociales. Buenos Aires, Eudeba.