"El secuestro de Florencia Macri. La construcción melodramática del "drama familiar", por Luciano López Baltare

La realización del siguiente trabajo se encuentra sustentada en un corpus compuesto por once notas del diario La Nación (en su versión online), que van desde el 1 de Mayo de 2003, hasta el 6 de Mayo del mismo año.

El recorte, lejos de ser arbitrario, representa la totalidad de las publicaciones del diario citado desde que se hace público el secuestro de Florencia Macri (hija de Franco Macri, hermana de Mauricio), hasta su posterior liberación. Se dejaron afuera las noticias posteriores al acontecimiento mencionado con la intención de verificar el modo en que el matutino iba construyendo el relato hasta su resolución, sin contar con las precisiones que sólo puede dar la victima el ser liberada..

La elección de este delito particular encuentra sus razones en una serie de elementos de relativa relevancia:

° La resonancia mediática que tomó en su momento, por referirse a una de las familias de más alto renombre en la Argentina.

° Por inscribirse en el contexto del comienzo de la carrera política de Mauricio Macri.

° Por formar parte de una amplia serie de relatos que ubican al conurbano bonaerense como una zona de riesgo y peligrosidad.

° A título personal, porque el lugar donde fue liberada Florencia Macri se encuentra a 20 cuadras de mi hogar. Lo que me hizo recordarlo fácilmente.

Para ordenar el análisis se seguirá la guía propuesta en la clase, completando los espacios que resulten pertinentes al caso.

TEMA. ¿SE INSCRIBE AL DELITO EN UNA SERIE? ¿CUAL?

En primera instancia, el hecho seleccionado cuenta con una particularidad que parece obligar a los periodistas del diario La Nación a construir una serie, en la cual inscribir el caso, que parece obvia: se trata del segundo secuestro a un integrante de la familia Macri (“Casi doce años después, la historia se repite”[1]).

En el mes de agosto de 1991, Mauricio Macri, hijo de Franco, había sido secuestrado y mantenido en cautiverio por una semana. Este acontecimiento encontró su fin una semana después, cuando la familia pagó un “fuerte rescate”[2] para que éste sea liberado sano y salvo.

Este antecedente hace que el diario construya un fuerte relato alrededor de la figura del “drama familiar”, resaltando de manera reiterada que esta es la segunda vez que la familia se encuentra ante un hecho de similares características. Esto le permite a la familia contar con cierta legitimidad en el modo en que procede ante el delito, de modo que el diario no emite un juicio sobre el pedido de no participación de la Policía Federal por parte de los Macri.

Es más, el diario se encarga de recordar que en el caso en que Mauricio fue secuestrado, se terminó descubriendo que la banda que lo había mantenido en cautiverio estaba integrada por varios efectivos de la policía (“la banda de los comisarios”). De este modo, justifica que la familia, en ninguno de los dos casos, haya radicado la denuncia del secuestro (si bien en las últimas notas del corpus – cronológicamente hablando- esto es desmentido, argumentando que se trata de no hacer pública la denuncia para no alertar a los captores de la labor policial).

En segunda instancia, y respondiendo a una serie de datos que ubican hechos claves del caso en el Gran Buenos Aires, el hecho se suma a un cúmulo de relatos que configuran al conurbano bonaerense como una zona de alto riesgo.

Esta situación, se viene gestando en las diferentes notas que el diario va publicando en relación al secuestro de Florencia Macri, y termina de solidificarse al confirmar que fue liberado en Moreno. Prueba de esto, es la relación que se teje entre este hecho, y los casos de Rodrigo Rodríguez Varela y “una vecina del country de Santa Bárbara, de Pacheco”, quienes también fueron secuestrados y liberados en la misma localidad. [3]

De este modo, se prefigura un marco de lectura para el hecho, que indica zonas y las emparenta con un tipo particular de delito, sumadas a una contigüidad cronológica de los hechos que, para La Nación, merecen ser mencionados en relación al caso de Florencia Macri.

El resultado de esta configuración es la estigmatización de los habitantes del lugar, que se ofrece como resultado de la vinculación directa de ciertos barrios del conurbano con una serie de hechos delictivos, que la mayoría de las veces ni siquiera se encuentran vinculados. La construcción de la figura “ola de delito” suele ser un recurso bastamente utilizado por la prensa para contextualizar hechos de características diferentes o escasa relación entre sí.

En tercera instancia, y en estrecha relación con lo que se venía desarrollando previamente, en la nota correspondiente al 4 de mayo de 2003[4], el periodista Gustavo Carabajal hace mención al caso Echarri, ocurrido en octubre de 2002. El vínculo que se teje en ambos casos, está dado por cierta actitud que Mauricio habría tomado ante los medios y la policía, en un pedido de no interferencia en los asuntos referidos a las negociaciones (entiéndase, no entorpecer).

Si bien queda claro que los dos acontecimientos no tienen mayor relación que el hecho de que les sucedió a dos figuras públicas, la lectura que debe hacerse no puede obviar que por aquellos años se había instalado en los medios la idea de una “ola de secuestros” (relación directa con “ola de delitos/saqueos/violencia”), que luego se desvaneció para dar paso a una nueva “moda” en el ejercicio del delito.

CONTEXTUALIZACIÓN DE LA INFORMACIÓN. ¿SE RECONOCEN MOTIVOS MACRO?

“La cosa esta descontrolada. Hoy hablamos de este secuestro, pero hay dos por día; es un tema de ausencia del Estado, de tener una política permanente para terminar con esto. En este nivel de anarquía pasa este tipo de delitos…, no tiene nada que ver mezclarlos con operativos políticos”, dijo Macri a los medios (La Nación, 6 de mayo de 2003).

En esta declaración, el por entonces candidato a jefe porteño, hace explícita su opinión sobre las razones “macro” que habilitan esta dinámica del delito: se trata de inacción del Estado y falta de políticas concretas que limiten el delito. “Anarquía”, dice luego. Para Macri es un tema netamente de control, y no de cualquier control, sino del que debe ejercer el Estado.

Además, se encarga de desestimar las especulaciones de Felipe Solá, por entonces gobernador bonaerense, que sugerían algún tipo de relación entre el hecho y la disputa política que Mauricio Macri estaba llevando adelante en la Ciudad de Buenos Aires.

Por su lado, La Nación, hace una serie de menciones vagas a un estado de “inseguridad”. En una nota del 4 de mayo de 2003, relata que en la Universidad donde Florencia Macri estudiaba cine, ya no se pagaba la cuota en efectivo por miedo a los robos, y en notas que intentan construir un perfil de la chica, mencionan que a ella no le gustaba andar con custodios, a pesar de las recomendaciones de su padre, por cuestiones de seguridad.

También podría considerarse como un motivo macro, para La Nación, la constante mención que el diario hace sobre la banda que doce años antes secuestró a Mauricio Macri, con participación policial activa. De este modo, se activa en el imaginario del lector, la idea de la policía corrupta, que habilita y participa en el delito organizado de la provincia de Buenos Aires.

TIPIFICACIÓN DE VICTIMAS Y VICTIMARIOS: ¿CUÁLES SON LOS RASGOS PREDOMINANTES? ¿APARECEN MARCAS DE CLASE?

En este aspecto, debe hacerse una distinción entre las diferentes víctimas de este delito. En primer lugar, Florencia Macri quien fue secuestrada y mantenida en cautiverio por seis días. Y en segundo lugar, Franco y Mauricio Macri, como representantes de la familia, inmersos en el drama familiar, por llevar adelante las negociaciones para lograr su liberación.

El diario La Nación, en las distintas notas que componen el curso, va configurando una imagen de Florencia Macri que resaltan una serie de rasgos de su personalidad y de sus comportamientos sociales que la alejan de lo que “usualmente se espera de una chica de su tipo”.

Si bien los primeros relatos hacen referencia a la chica como “la hija de…” o la “hermana de…”, se dan también algunos datos como su edad, y una referencia a que la chica exhibiría “un estilo informal”. Este último rasgo irá tomando mayor preponderancia con el correr de los días, al aparecer un rumor sobre un posible entregador de la víctima. En ese mismo día, el diario publica una especie de perfil de Florencia (ver “Una chica en etapa de cambios”, La Nación, 3 de mayo de 2003) en el que rescata su alejamiento del mundo de los famosos, de fiestas con glamour, y vacaciones en centros de esquí. También se exponen otro tipo de aspectos que refieren a los físico (“(…) modificó su estilo. Se rapó la cabeza”), o que formó nuevas amistades, relacionadas a sus estudios en cine o, circo y acrobacias. El domino 4 de mayo, el diario publica una nota de similares características, en la que se puntualiza que es “Una joven con bajo perfil en la Universidad”.

En cuanto a Franco y Mauricio Macri, ambos aparecen tipificados en relación a su actividad empresarial, y en el caso del segundo, a su incipiente carrera política en la Ciudad de buenos Aires. También la referencia al vínculo familiar es reiterada, reforzando la idea expuesta anteriormente de la figura elegida por el diario para representar el acontecimiento: “drama familiar”.

En cuanto a la aparición de marcas de clase, el diario se encarga de presentarlos como integrantes de la clase alta porteña, ya sea haciendo referencia a sus ocupaciones y estilo de vida, la dirección y barrios de sus propiedades (en oposición a los sitios donde aparecieron los restos del auto de la chica, o el lugar donde fue liberada), sus vínculos con las más altas esferas de la política (ej.: Felipe Solá ofreciendo su ayuda sin que siquiera se haya radicado la denuncia en la Policía Federal), y el monto pedido por los secuestradores para hacer efectiva la liberación. Otro aspecto que puede ser tomado como marca de clase es, la relevancia mediática que el mismo acontecimiento tomó en los medios.

En cuanto a los victimarios, la tipificación fue mucho más cuidadosa, pues por las características particulares del tipo de delito, no se tienen muchos datos sobre quienes lo llevaron adelante. Sin embargo, ya hemos mencionado la sospecha que se generó sobre el cuerpo policial, relacionándolo con el caso en que Mauricio Macri fue secuestrado en 1991 (“banda de los comisarios”), y diversas menciones al nivel de organización y profesionalismo de los mismos por el cuidado con el que el secuestro fue llevado acabo:

“Evidentemente no son ningunos improvisados para secuestrar a la hija del empresario más poderoso del país”, dicen allegados al caso, según la nota publicada en La Nación el 2 de mayo de 2003, bajo el título “Aún no hay novedades del rapto de la hija de Franco Macri”.

“Los secuestradores la buscaban a ella. No tenemos dudas. Contaban con buena información de inteligencia. Sabían todos sus movimientos y estaban al tanto de que a la chica no le gustaba andar con custodios. Así que eligieron el lugar para raptarla y fueron prolijos”[5], haciendo referencia a una declaración de uno de los investigadores.

Los adjetivos utilizados para hacer referencia a los autores del delito, de los cuales no se sabe nada en particular en estas notas (más que fueron los autores del mismo) son: captores, banda, secuestradores, malvivientes y hampas (“en el mundo del hampa”). Si bien estos no nos brindan mayores datos sobre los victimarios, los colocan en la posición de haber cometido un ilícito, haber ido en contra de la ley.

UBUCACIÓN DEL ENUNCIADOR ¿HAY UN NARRADOR TIPO?

La postura del diario ante el hecho está signada por la construcción de un estilo periodístico que intenta posicionarse desde la objetividad de la información. Existe un intento de presentar la información de manera cronológica, basándose en fuentes cercanas a los hechos, sin jugar posicionamientos morales o adjetivaciones terminantes sobre el tipo de ilícito.

A pesar de que esta es la línea predominante en el tipo de relato que construye La Nación, ya se ha mencionado que existen matices que se esfuerzan en mostrar el carácter de “drama familiar” del acontecimiento. Esta actitud del diario tiene su punto más explícito en la nota del 2 de mayo, que titula “Un dama que ya sufrió la familia, en la que se recuerda detalles de la oportunidad en que Mauricio Macri fue secuestrado; y en la publicada el sábado 3 de mayo de 2003, bajo el título de “Mauricio Macri dirigió un mensaje a su hermana secuestrada”.

En el primero de los casos la construcción del texto se limita a dar datos precisos del hecho, para reforzar el antecedente familiar que convierte este nuevo capítulo en uno más de la desgracia de los Macri. Y en el segundo, más cercano a lo melodramático, La Nación utiliza citas directas del candidato a Jefe de Gobierno y, por entonces, Presidente de Boca Jrs.

“Por si Flor me esta me está mirando quiero decirle que papá está bien, que Cristina (la madre) está bien y que va a salir todo bien. Que esté tranquila. Fuerza Florcita que va a estar todo perfecto”, declaraba Mauricio “con la voz quebrada” a La Nación en la nota publicada el 3 de mayo de 2003.

En síntesis, si bien el diario se apoya en la figura (hartamente reiterada) del “drama familiar” para configurar el contexto del acontecimiento, no puede decirse que esto lo haga tomar parte de un posicionamiento de clase.

CONSTRUCCIÓN DEL ÁMBITO CRIMINAL, LA NATURALEZA DEL CRIMEN Y DE EL/LOS CRIMINALES ¿A QUÉ IMAGINARIOS O REPRESENTACIONES REMITEN?

Como se ha mencionado con anterioridad, las características particulares del crimen obligan a los cronistas a realizar una serie de conjeturas basadas en casos previos, en sus conocimientos sobre este tipo de hechos. Al no saberse nada de las personas que llevaron a cabo el delito, se configura una escena en la que se habla de “alto grado de organización”, de que no se trata de “improvisados”, y toda una secuencia de opiniones, que previamente, podrían ser utilizadas a este caso, como a cualquier otro secuestro medianamente exitoso. Las presunciones llegan a tal nivel, que Felipe Solá se anima a adjudicárselo a una cuestión política.

Por esta falta de datos, constitutiva del tipo de delito, La Nación construye el ámbito criminal en referencia al secuestro del medio hermano de Florencia, Mauricio Macri. En una nota publicada el domingo siguiente al que se hubiese producido el secuestro[6], y mencionado baje el título de “Un recuerdo personal”, se hace una descripción minuciosa del sitio en donde Mauricio había estado detenido, y se arriesga con la posibilidad de que ella pueda tener cerca un televisor en el cual ver la evolución de la causa. El relato construye una foto, en la que el espacio en que los captores tienen a la victima es oscuro, frío, y hostil.

Otro dato que hace a la configuración de la naturaleza del crimen, es que no se trataría de un hecho azaroso, sino todo lo contrario. Según dice el diario en sus páginas, los delincuentes la querían a ella. Sabían que estaban raptando a la hija de uno de los empresarios más poderosos del país.

CONSTRUCCIÓN DEL VEROSIMIL. ESTRATEGIAS.

La construcción del verosímil esta dada por una cierta cantidad de rasgos presentes en los textos, que no son constantes, ni siempre las mismas. El corpus seleccionado contiene, a grandes rasgos, dos tipos de notas. Unas abocadas a relatar los pormenores del caso y los últimos acontecimientos. En estas el estilo que prima es el de la crónica. Y otras, destinadas a hacer un perfil de la victima principal del caso, Florencia Macri.

En el primer tipo de notas, el relato de los hechos intenta ser detallado, apelando a marcas espacio temporales que permiten hacer una construcción cronológica del hecho. Se indican días, horas, fechas, lugares y todo tipo de referencias que faciliten la comprensión del caso.

“El secuestro se habría producido hace 48 hs. y los captores pedirían un millón de dólares”[7]

“Ayer se supo que Florencia, de 19 años, la menor de las hijas, había sido secuestrada el martes último cuando salía de la facultad en la que estudia cine, en el barrio porteño de San Telmo, en una zona recorrida constantemente por policías debido a la afluencia de turistas”[8]

“El pago definitivo se concretó en la madrugada de ayer. A la 1.30 (…)”, “Tras el pago, ayer a las 4.40, Florencia fue abandonada por sus secuestradores”, “En Moreno, Florencia consiguió un remis Ford Escora verde que la llevó a la casa de su padre en Eduardo Costa 3030, a la que llegó a las 5.20”[9]

En lo que refiere a las fuentes de su información, el diario hace una extensa cantidad de citas, con la intención de mostrar su presencia en la cercanía de los hechos, y la veracidad de la información brindada.

A la hora de dar precisiones sobre la últimas novedades del caso apela a fuentes judiciales, fuentes policiales, investigadores policiales y judiciales, peritos de la bonaerense, allegados al caso, la jueza María Servini de Cubría, etc.

A la hora de verificar los posicionamientos de las instituciones en relación a este caso particular, en reiteradas oportunidades, el diario utilizó las palabras del por entonces Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Felipe Solá.

En el segundo estilo de notas[10] utilizada por La Nación para configurar un perfil de la victima, la elección de las fuentes es diferente. Aquí la precisión de lo datos ya no es tan relevante, y la construcción del texto no apela a marcas espacio temporales que den una idea de cronología.

Las fuentes aquí utilizadas son: sus conocidos, quienes conocen a Florencia, sus amigos, allegados, etc.

CARACTERIZACIÓN DE LA LEY. DESEMPEÑO DE LA ACTIVIDAD INVESTIGATIVA.

En este terreno, La Nación no hace ningún juicio de valor sobre el desempeño de la actividad investigativa. Se limita a utilizar a las diferentes instancias de investigación (justicia, policía) como fuentes para la construcción de su propio relato de los hechos.

Sin embargo, cuando el diario menciona el caso del secuestro de Mauricio Macri y recuerda que en aquel momento la misma policía tuvo participación en el ilícito, deja “flotando” un manto de sospechas sobre el accionar policial. A esto hay que sumarle la mención de que la familia no habría hecho la denuncia en primera instancia (esto luego fue desmentido y se dieron los argumentos pertinentes).

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REFLEXIÓN PERSONAL (CRIMEN, SOCIEDAD Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN)

Para comenzar, debo reconocer que la configuración de la noticia seleccionada no abunda en prejuicios sobre las clases populares, ni realiza menciones sobre los probables actores del delito, en el que se jueguen posicionamientos de tipo clasista.

Sin embargo, como se ha mencionado, el tratamiento de la noticia se perfila, por momentos hacia un tono melodramático que pone el acento en el drama familiar más que en el secuestro en sí mismo (permítaseme la sospecha de que se debe a la falta de información del paradero de la chica y su estado, sumado a la necesidad imperiosa de hacer mención al caso, por la fuerza con que el mismo se impuso en los medios).

También hay una serie de menciones que colocan a los barrios del conurbano bonaerense como los lugares donde se encuentra el peligro, sedimentando la estigmatización de ciertas zonas. Este tipo de relato se suma a una serie preexistente, pero relativamente ausente, de noticias sobre el delito en la provincia de Buenos Aires, con todo lo que esto implica.

“Otra formalización de la prensa gráfica que enfatiza en la peligrosidad de un barrio en particular se deriva de la producción de series informativas para narrar la agenda del delito. La constitución de series potencia la noticiabilidad de ciertos acontecimientos y por lo tanto justifica su selección y publicación sobre noticias. La serialización es una estrategia principal en la producción de noticias policiales, a tal punto que puede afirmarse que las olas delictivas son una construcción mediática, siempre que se acepte que el delito es un fenómeno continuo y no discreto”[11], según Marcelo Pereyra.

Esto nos obliga a hacer una mención, que excede a la producción de una serie delictual en particular. Se trata de la construcción de un estado de “inseguridad” mucho más general, y que nos coloca en un estado de alerta constante, casi un estado de paranoia. La construcción de series de noticias, que en primera instancia parecieran funcionar como un elemento más para contextualizar un hecho, muchas veces relacionan situaciones que nada tienen que ver unas con otras, generando una ficción que arrastra a pensar que ciertas cosas suceden, y constantemente.

Por último, me parece necesario mencionar, que la referencia que el diario La Nación hace en reiteradas oportunidades al caso en que Mauricio Macri fue secuestrado con participación de la policía, no hace más que activar el prejuicio existente y generalizado sobre la tradición corrupta de dicha fuerza en la Argentina, y su relación con época más oscuras de la historia de nuestro país. Si bien esta idea se apoya en la actuación de la policía[12] (sobre todo la bonaerense) en diferentes tipos de delitos, no parec


[1] “Raptan a la hija menor de Franco Macri”. La Nación, 2 de mayo de 2003

[2] “Secuestran a una hija de Franco Macri”. La Nación, 1 de mayo de 2003.

[3] La referencia a estos casos puede encontrarse en la última nota del corpus, titulada “Liberaron a la hija de Franco Macri”, con fecha del 6 de mayo de 2003.

[4] “Enviaron a Macri una prueba de vida de su hija Florencia”. La Nación, 4 de mayo de 2003.

[5] “Los investigadores sospechan que pudo existir en entregador”. La Nación, 3 de mayo de 2003.

[6] “Enviaron a Macri una prueba de vida de su hija Florencia”. La Nación, 4 de mayo de 2003.

[7] “Secuestraron a la hija de Franco Macri”. La Nación, 1 de mayo de 2003.

[8] “Raptan a la hija menos de Franco Macri”. La Nación, 2 de mayo de 2003.

[9]Liberaron a la hija de Franco Macri”. La Nación 6 de mayo de 2003.

[10] En este caso me refiero a dos notas que se publicaron el 3 y 4 de mayo, con el título de “Una chica en etapa de cambio” y “Una joven con bajo perfil en la Universidad”, respectivamente.

[11] “Cartografías del delito, territorios del miedo” (2009). En La irrupción del delito en la vida cotidiana, Estudios en Comunicación, cultura y opinión pública. Buenos Aires, Editorial Biblos.

[12] Para profundizar sobre el accionar nefasto de la policía y su formación militarista y corrupta, ver en la introducción del libro de Sandra Gayol y Gustavo Kessler “Violencia, delitos y justicias en Argentina” (pp. 24-29), la parte dedicada a la violencia institucional.

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