“Por este amor yo te aliento de la cuna hasta el cajón”

En el presente trabajo analizaré el tratamiento que se le dio a la muerte del hincha de San Lorenzo, Ramón Aramayo, acontecida minutos antes de comenzar el partido entre San Lorenzo y Velez el día 20 de Marzo de 2011. Para esto, trabajaré con las notas respectivas publicadas en la versión digital del diario Clarín entre los días 20 y 27 de Marzo de 2011.

Análisis:

La muerte de Ramón Aramayo se puede inscribir en una serie de enfrentamientos históricos entre las hinchadas de San Lorenzo y Velez Sarfield. En muchos de estos partidos se presentaron incidentes que no sólo involucran a la fuerza policial sino que también se manifiesta como una muestra de la violencia que se repite en el ámbito del fútbol.
El principal antecedente es Emanuel Álvarez, simpatizante de Velez, que fue asesinado en el 2008 camino a ver un partido de su equipo contra San Lorenzo. En varios de los artículos trabajados se hace alusión a los conflictos presentes entre ambos grupos de fanáticos. Asimismo, se hace referencia al marco histórico de violencia en el fútbol en que se inscribe este nuevo suceso: “La estadística, según el registro que lleva la ONG Salvemos al Fútbol, dirá que Ramón Aramayo es el hincha número 256 que pierde su vida por un hecho relacionado con el fútbol”.[1]
Los reclamos por mayor seguridad y las medidas tomadas por ciertas figuras políticas para evitar más casos como estos se hacen explícitos en el tratamiento de la información en la cobertura de la muerte de Aramayo, que se presenta como una más en la cadena de las víctimas que estos enfrentamientos causan.Su fallecimiento (en referencia a Ramón Aramayo) es el primero desde que la ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré, decidió ponerse al frente de un equipo para intentar terminar con la violencia en el fútbol”. [2]
Se pueden identificar dos grandes motivos que contextualizan este incidente. Uno está relacionado con la violencia que está presente en los partidos de fútbol, sobre todo los llamados “clásicos” donde la rivalidad entre las hinchadas es mayor. Por otro lado, se identifica el accionar represivo de la policía en situaciones donde alguno de los hinchas (muchas veces integrantes de la barra brava) los enfrenta o provoca.
De estos da cuenta la idea que existe en el colectivo social respecto de la policía; en particular, este caso, se vincula con su erróneo o insuficiente accionar en el contexto de los partidos de fútbol potencialmente peligrosos. Esto queda en evidencia ya que, si bien no se resolvió aún que haya sido la policía la culpable de la muerte de Aramayo, tanto la viuda como los hinchas de San Lorenzo muestran una clara inclinación a hacerla responsable: La esposa de Aramayo acusó a la Federal: `Le pegó y lo mató´, dijo”.[3] “Antes y después del partido la hinchada de San Lorenzo cantó: `Policía, policía, la puta que te parió, a ver si se hacen cargo, de la muerte de Ramón´”.[4]
Como consecuencia de los repetidos disturbios, la ministro Nilda Garré había decidido ponerse al frente de un equipo para garantizar que no volvieran a ocurrir. Sin embargo, no logó evitar el fatal desenlace del enfrentamiento entre Aramayo y la policía.
En este caso, la víctima es descripta como un padre de familia normal, alguien que seguía a su equipo, que iba a la cancha con sus hijos. Es el típico hombre de clase media, media-baja que espera el partido para llevar su pasión a la cancha. Alguien que no busca meterse en problemas.
 Por el otro lado, los victimarios son los policías que, según quien escribe la nota, “no hacen lo que su condición manda: proteger a los ciudadanos.”
La policía, que debería estar considerada como una figura protectora se convierte, en estas situaciones, en sospechosa de ser la culpable de ejercer la violencia en lugar de evitarla. Y, de hecho, es una violencia que se ve como injustificada, excesiva. Este abuso de poder es el que la convierte en “la mala de la película”, generando comentarios que se convierten en condenas por acciones aún no comprobadas por la ley. Parecería ser que en este caso rige más bien el “culpable hasta que se demuestre lo contrario”. [5]
El narrador, en este caso la línea editorial de Clarín, intenta mostrar que este hecho no está aislado, que la violencia en el fútbol se acrecienta cada vez más y que se cobra nuevas víctimas. Hace mención a que no hay un veredicto respecto a quién fue el culpable de la muerte de Aramayo pero tampoco da precisiones de lo acontecido (en uno de los artículos menciona que el hincha, luego de un enfrentamiento con la policía, se desploma y muere, sin más detalles). Sin embargo, tienen mucho lugar en las consecutivas coberturas las voces de la esposa, que culpa del crimen a la Federal y los actores políticos y sociales que reclaman por mayor seguridad en los partidos de fútbol.
El exceso de autoridad de la policía, la agresividad hacia aquellos que los desafían o la idea de querer dar el ejemplo como figura de autoridad (Aramayo había ido a la cancha sin entrada y se negó a ser cacheado) son características que se vienen repitiendo hace tiempo, ya es “figurita repetida”. La policía, que debería representar seguridad y protección se convierte en el victimario, en aquellos de los que la policía debería defender a los ciudadanos. Y al ser  ellos, que deben mantener el orden, los que lo generan, se produce un estado de desconfianza, de desprestigio y de exacerbación que deriva, incluso, en reflexiones generalistas y demonizaciones (“no quería dejar que lo revisen y le pegaron, lo esposaron y lo dejaron ahí, no fueron capaces ni de llamar a la ambulancia”).
La verosimilitud del hecho se vincula, en primer lugar, con la especificidad en la ubicación espacio temporal de los sucesos y una detallada descripción de los eventos. En este caso, se menciona que la muerte fue afuera de la cancha, antes de entrar, en describe el enfrentamiento que se dio entre Aramayo y la policía causado porque el primero no contaba con entrada para el partido de ese día. Por otro lado, en las notas se incluyen fotos del momento en que Aramayo se encuentra en el piso y los federales lo sujetan: “LO PREVIO. VARIOS EFECTIVOS POLICIALES SE LANZAN ENCIMA DE RAMÓN ARAMAYO PARA CONTROLARLO. LUEGO EL HINCHA DE SAN LORENZO SE DESPLOMÓ Y MURIÓ” reza el epígrafe correspondiente. Así también se incluye, en la misma nota, una foto del lugar exacto donde se desplomó la víctima y se lo detalla en el cuerpo de la nota: “Barragán al 200”. Esto produce una idea de continuidad, una especie se seguimiento del incidente.
 Se utilizan también citas a distintas fuentes; por un lado, de personajes con autoridad como el caso de figuras políticas (por ejemplo, la Ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré y el Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández); de algunos integrantes de la Policía Federal; de distintos protagonistas del ámbito del fútbol (árbitro del encuentro, hinchas) y por último, testimonios de gente más cercana a la víctima (amigos, su esposa).
 Se va alternando el protagonismo de la noticia entre la preponderancia del abuso de poder que tiene la policía y la violencia que re repite en el fútbol. El intento por lograr la objetividad se manifiesta en la multiplicidad de voces y en la alternancia recién mencionada. Por momentos se hace hincapié en la agresividad que protagoniza en estos encuentros: “(…) los hinchas de Vélez encontraron el eslabón débil de un operativo policial compuesto por unos 700 uniformados a disposición. En esa intersección, a 200 metros del ingreso del público visitante, más de 100 hinchas locales aprovecharon que había sólo seis policías controlando ese acceso y emprendieron su búsqueda violenta contra dos micros que llevaban gente de peñas de San Lorenzo, que habían equivocado el camino”. Y este peso pasa luego al rol de protección que la policía debe tener y no siempre tiene. Esto se mezcla con expresiones que nacen de las emociones del momento y que ubican a la federal en el rol de culpables: "Fue la policía (que lo mató), por puro gusto, como siempre hace" dijo la mujer de Aramayo.
 Conviven así, diversas concepciones de la realidad en un mismo suceso. Salen a la luz rivalidades, odios y conflictos que están siempre presentes, latentes, esperando ser detonados por un conflicto, un enfrentamiento, un incidente. La violencia de los hinchas, la negligencia de la policía, las víctimas inocentes se combinan en relatos que van cambiando de nombre pero encierran siempre los mismos conceptos.
 Las leyes parecen no resultar suficientes para evitarlo o quienes son los encargados de aplicarlas no reaccionan a tiempo, de modo que muchas disposiciones se vuelven obsoletas antes de ser aplicadas.
En general existe una cierta reticencia de la población a vincularse con organismos políticos, judiciales o policiales relacionados con la seguridad, como bien van a decir Alejandro Isla y Daniel Miguez. Esto sucede porque “se sospecha de su idoneidad e interés en los problemas de la población”; sospechas fundadas en que muchas veces son estas figuras las que cometen las prácticas que debieran juzgar.
Un caso no puede ser analizado fuera de su contexto. En un hecho de violencia, en este caso en el ámbito del fútbol, son muchos los elementos que entran en juego. Estos autores dirán que “cada componente se ilumina en la medida en que es puesto en relación con los demás”. Por lo tanto, es muy difícil establecer si la culpa la tuvieron los hinchas, Aramayo o la policía, es más bien una combinación de todos los factores y de todas las circunstancias.
Me parece que lo importante no es si la violencia es en el ámbito del fútbol, del hogar o de la cárcel; no es el lugar físico en que se manifiesta sino su manifestación en sí, que es una clara demostración de la sociedad en la que vivimos. La violencia es el producto, es el final de una cadena donde entran la seguridad, la confianza en las leyes, el respeto por el otro, el acertado obrar de los organismos creados para proteger a los ciudadanos. La restauración de la seguridad no se logra con el abuso de la fuerza, explica Martín Iglesias, sino por “la aplicación inteligente, por parte del Estado, de los recursos institucionales y legales que tiene al alcance de la mano”.
El vacío legal que se presenta en estos casos, dejándolos impunes, es el que motiva los abucheos, la manifestación de bronca acumulada por sucesos similares repetidos, el escrache público a las autoridades, por sólo mencionar algunas de las reacciones más comunes. Se deben tomar medidas con anticipación y salvaguardar los lugares que deben ocupar los distintos miembros de las fuerzas. En un país con una cultura tan futbolera como lo es Argentina, ir a la cancha no debería ser un “deporte de riesgo”. El miedo no debería signar nuestras vidas, como expresa Jesús Martín Barbero. Salir de la casa pensando que quizás no vuelva no debería ser una opción. Y para que eso suceda, hay que concentrarse en identificar y resolver las causas más que las consecuencias. Porque siempre es  mejor prevenir que curar.






Bibliografía:

  • Islas, Alejandro y Míguez, Daniel (2003): “De las violencias y sus modos. Introducción” y “Conclusiones: El Estado y la Violencia Urbana. Problemas de Legitimidad y Legalidad”. En Isla, A. y Míguez, D. (coord.): Heridas urbanas. Violencia delictiva y transformaciones sociales en los noventa. Buenos Aires, Editorial de las Ciencias.

  • Iglesias, Martín (2005): “Unidad temática: delincuencia urbana-inseguridad”. En Mediados. Sentidos sociales y sociedad a partir de los medios masivos de comunicación. Cuaderno de Trabajo N° 57. Buenos Aires, Ediciones del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.

  • Rotker, Susana (2000): “Ciudades escritas por la violencia (A modo de introducción). En Ciudadanías del miedo. Caracas, Nueva Sociedad.

  • Barbero, Jesús Martín (2000). “La ciudad: entre medios y miedos. En Rotker, Susana (ed.) Ciudadanías del miedo. Caracas, Nueva Sociedad.

La eterna mirada masculina. Huellas mediáticas de una dominación natural (Por: Federico Rey)

[Trabajo correspondiente a la Unidad IV: “Violencia y Género”, del Seminario Crónicas Mediáticas de una Realidad Violenta]

El concepto de género puede definirse como el conjunto de creencias, rasgos personales, actitudes, sentimientos, valores, conductas y actividades que diferencian a hombres y mujeres a través de un proceso de construcción social que tiene varias características. En primer lugar, es un proceso histórico que se desarrolla a diferentes niveles tales como el estado, el mercado de trabajo, las escuelas, los medios de comunicación, la ley, la familia y a través de las relaciones interpersonales. En segundo lugar, este proceso supone la jerarquización de estos rasgos y actividades de tal modo que a los que se definen como masculinos se les atribuye mayor valor” (Bernería,1987:46).




Introducción

Frente a lo denominado como problemática/s de género nos encontramos con un universo de complejidad inabordable: es el evidente desfasaje entre la/s práctica/s -con sus dinámicas particulares- y las producciones teóricas que las explican. Hablar de genero y de problemáticas implica, pues, una obligada mirada macrosocial, en el sentido en que la dominación masculina se estructura bajo una matriz de dominación patriarcal. Decir esto implica reconocer que existe -como fenómeno histórico prolongado- una forma masculina de ver el mundo: formas que han sellado cuerpos, tanto masculinos como femeninos.

El sociólogo francés Pierre Bourdieu, en La dominación masculina, se refiere a esta -efectiva- forma de naturalización o “eternización de lo arbitrario”. Formas aceptables de sumisión, como consecuencia de una violencia simbólica (Bourdieu:2003:12), “que se ejercen esencialmente a través de los caminos puramente simbólicos de la comunicación y del conocimiento o, más exactamente, del desconocimiento, del reconocimiento o, en último término, del sentimiento”.

Hasta aquí, aclarada esta cuestión, he de abordar algún caso, proveniente de un texto mediatizado, que ayude a ejemplificar unos conceptos e ideas que son producto de investigaciones y abordajes teóricos sobre la problemática de género. Empezar a recorrer este camino implica un punto de partida obligado: entender el carácter histórico de la dominación de género y la forma efectiva en que esta relación se re-produce a través de hombres y mujeres.

Bourdieu explica ademas que estas formas de dominación no residen sólo en su lugar más visible (es decir en el ámbito de la vida doméstica) sino “en unas instancias tales como la escuela o el Estado -lugares de elaboración y de imposición de principios de dominación que se practican en el interior del más privado de los universos-”.

El caso abordado en este análisis corresponde a un fragmento radial de consumo masivo, pero tomado desde una reproducción editada en el canal virtual youtube. Teniendo en cuenta el punto de partida propuesto, veremos pues a estos textos de circulación masiva dentro de una lógica naturalizada (preexistente) pero naturalizante, es decir, que en tanto el medio (los medios) reproduce los dispositivos del mecanismo/sistema, tiende a contribuir a las formas masculinas de ver el mundo o matriz patriarcal (aún en los casos en que se-presenten-como críticos de las desigualdades de género).

Veremos, por tanto, en dicho fragmento, de qué manera actúa esta lógica naturalizante. Cómo es que, por ejemplo, la lógica televisiva comercial afirma la dominación masculina mediante medidas (o políticas) que se presentan como en favor de la diversidad de género.


El mercado laboral. La prensa y su natural visión masculina

La doctora en lingüística Natalia Fernandez Díaz, en La violencia sexual y y su representación en la prensa, hace un recorrido por diferentes estudios sobre la problemática de género (Fernandez Díaz:2003:22). En este camino sobre “las mujeres y los discursos mediáticos”, Fernandez Díaz cita estudios que se han dedicado a criticar “la frivolidad que caracteriza a todos los asuntos que se relacionan con las mujeres en los medios”. En el trato que se hace sobre las mujeres en los medios explica la autora que: “están condicionadas por la frivolidad, por elementos de apariencia y de aspecto con los que los demás las juzgan, porque la mujer sigue siendo, en primer lugar, su propia imagen, su propio reflejo. Y la prensa no es ajena a esta identificación, a este concepto.”

Para ejemplificarlo resulta oportuno citar el programa televisivo Indirecto, emitido por TyC Sports: de los más vistos canales de cable dedicado a los espectáculos deportivos. Dicho programa se emite de lunes a viernes de 16 a 18:30. Según lo escrito en el sitio web del canal: “Eduardo Ramenzoni y Diego Díaz presentan el día a día de todos los equipos de Primera División con móviles en vivo e informes especiales. Con la participación de Luciana Rubinska, German Bellizzi y Esteban Edul”.

Nos ocuparemos entonces de la imagen de la única mujer que ocupa un lugar entre la mesa de conductores del programa en piso. Se trata de un caso en que la prensa (un programa de radio de consumo masivo) le realiza una entrevista a Luciana Rubinska: la periodista-conductora del programa de TV que habla de fútbol.


Matriz de dominación masculina

Siguiendo lo mencionado sobre la relación que une a la frivolidad y a la mujer en los medios, resulta significativo mencionar que frente a la búsqueda: “TyC Sports. Luciana Rubinska” en el circulador masivo de videos Youtube, se ofrece como segundo mayor resultado el siguiente fragmento/diálogo radial, entre la periodista y conductora de Indirecto: Luciana Rubinska y los empleados de medios masivos/comunicadores: Gabriel Schultz y Eduardo “CabitoMassa Alcántara, reproducido originalmente durante el ciclo radial Basta de Todo, que se emite por la frecuencia radial F.M Metro 95.1, potencia de llegada masiva, y que se transmite en la franja horaria hegemónica de veinte horas semanales, de lunes a viernes de 14 a 18.

( http://www.youtube.com/watch?v=KCPkdurWi4Q ):

G. Schultz -...Y como todos los viernes tenemos una diosa en línea, no sólo es linda sino que le gusta el fútbol, es Luciana Rubinska. Hola Luciana. ¿Cómo estas? Aquí “Cabito” y Gaby.

Luciana Rubinska –Bien, muchas gracias por los alagos.

(...)

G. S -Te presento a Cabito: el de la papeleta.

Cabito –Quería saber si la masturbación o la autosatisfacción quedó en la adolescencia o te va a acompañar hasta el resto de tus días.

Luciana. R -Opción “B”

Cabito –Me parece muy bien, y hay aplausos. Tenemos dos enanos en la tribuna aplaudiendo.

(..)

Cabito –Colectora: ¿Nunca? ¿Alguna vez?

Luciana. R -“B”

G.S –Si: alguna vez. Vamos! Aguante el fútbol.

[Risas]

(…)

Cabito – ¿Tenés chiches?

L.R -No

Cabito –Nunca, nunca nadie te compro...

G.S – Disfraces... ¿alguna vez utilizó?

Luciana. R -Alguna vez

G.S –¿De qué?

Luciana. R –De colegiala

G.S –Uufff

(…)

Cabito -Amenazan a toda tu familia si vos no haces un trío. Te dejan a vos elegir: ¿nena y nene o dos nenes?

Luciana. R -Dos nenes...

[se escuchan aplausos]

Cabito –Dos nenes...

G.S -No se si aplaudir esta opción.

Cabito –Si, por ahí vamos los dos, gordo.

(…)

Cabito –Imaginate que una relación oral … imaginate una linea de subte que empieza en una terminal y termina en la terminal. Te bajas tres estaciones antes o llegas hasta al final de la....

Luciana. R -Depende a quien.

Cabito –Pero alguna vez llegaste al final de la línea de subte...

Luciana. R -Depende a quien.

G.S -La respuesta es “si”.

Cabito -La respuesta es “si” y te agradecemos tanto, porque con esto tiramos hasta el miércoles.

[Risas]


No me extenderé en explicar las marcas de la frivolidad con que se aborda la figura femenina, omnipresentes de forma explicita y sobresaturada en este audio radial.

“No sólo es linda sino que le gusta el fútbol”, afirma el comunicador de muchas horas al aire en televisión y radio (Gabriel Schultz). Matriz de dominación masculina mediante, esta frase afirma y reproduce una condición natural de la mujer; es decir, naturalmente por fuera de actividades consideras masculinas: una significación de la masculinidad asociada a la supremacía física de un género sobre el otro, considerado este último como el más débil.

De esta manera, los comunicadores/empleados de empresas de medios, interpelan a la trabajadora de prensa desde un condicionamiento a priori (el de someterse a un cuestionario) que juzga por apariencia y aspecto, “porque la mujer sigue siendo, en primer lugar, su propia imagen, su propio reflejo”, y porque “la prensa no es ajena a esta identificación” (op. cit. p23).


La exótica mujer en el espacio de mayoría masculina

Además, siguiendo las reflexiones que cita Natalia Fernandez Díaz, puede evidenciarse, del fragmento radial, la reproducción de la figura de la mujer como ocupante de un lugar exótico dentro de un ámbito considerado como naturalmente masculino. Así, se la interpela con probado énfasis como una mujer que, aparte de ser linda (la belleza como una función-femenina), entiende sobre fútbol (lugar que amerita, por su extrañeza de presencia femenina, un valor noticiable para la prensa). “La mujer, puesto que ha tenido un protagonismo ínfimo, cuando su situación cambia un poco, salta enseguida a las páginas de la prensa”(op.cit p23).


La reproducción femenina de mensajes masculinos

Vayamos en este trayecto de las problemáticas de género, hacia la reproducción femenina de mensajes masculinos. Al respecto, la profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona, Natalia Fernandez Díaz, indagará sobre el papel de la mujer en el ámbito del mercado de trabajo (en clara desigualdad respecto al hombre), más específicamente de la profesión periodística.

En primer lugar, explica que la categoría de género está vinculada a un espacio de estatus y posición social. “Numerosos trabajos prueban que la cultura dominante en el ámbito laboral sigue siendo masculina, lo que conlleva que las mujeres que se incorporen a él hayan de adoptar valores, comportamientos y estilos masculinos si quieren ocupar puestos de responsabilidad (Martín Rojo y Gómez Esteban,1995)”. Dicho de otra manera, la mujer deberá jugar con sus propias cartas pero con un estilo, formas y valores sociales masculinos, que ordenan el mundo de modo tal que, siguiendo el ejemplo radial, la periodista Luciana Rubinska reproduce (contesta todas las preguntas de la papeleta sexual) esas formas para poder incorporarse en el ámbito laboral de dominación masculina.

Esto se puede hacer visible a partir de analizar la escala binaria en la que los conductores juzgan a su entrevistada. El aparato de juzgar actúa entonces por celebración (aplausos) y por su opuesto: el reproche o la desaprobación. Una desaprobación implícita, en el caso en que la entrevistada responda el cuestionario que invade la intimidad; desaprobación explícita, que supone el caso en el que la entrevistada se niegue a responder o a jugar a un ritmo propuesto por reglas masculinas.


Visión fetichizante y reducida de la sexualidad femenina

En Género, poder y discursos sociales, July Cháneton (2007:92) analiza los relatos sobre la mujer que se construyen en la prensa. Allí advierte que: “El punto de vista de la enunciación es masculino” en parte motivado por un tono humorístico “basado en la acostumbrada fetichización de la sexualidad femenina”. Tomando el caso analizado del programa Basta de Todo, se observa una retórica humorística en los conductores que entrevistan; esto es, un discurso articulado bajo formas y marcas del género humorístico, como lo son las risas motivadas por del uso de metáforas genitales (“colectora”) y metonimias sexuales (“llegaste al final de la línea de subte”; “¿tenes chiches?”).

Nos encontramos de esta manera frente a una visión que reduce: lo sexual a lo genital, lo femenino y la sexualidad femenina a una dimensión única: la de un objeto-fetiche. “Un lugar de enunciación androcéntrico”(Op.citp.p93). Es decir, una mirada masculina puesta en el centro del universo.


En síntesis

Podría decirse que la dominación masculina o matriz patriarcal se ve prolongada de modo tal, en los tiempos de la historia, que en tanto vivencia que preexiste, existe, se reproduce y habita en los sujetos sociales, no puede sino devenir natural. El mecanismo es efectivo: crecen las plantas, se pone el sol, cae una fruta madura y el hombre es superior a la mujer.

En palabras de Bourdieu, para abordar esta “relación social extraordinariamente común” debe entenderse “la lógica de la dominación ejercida en nombre de un principio simbólico conocido y admitido tanto por el dominador como por el dominado”.

De los ejemplos abordados y su articulación conceptual, obtenemos las huellas que ponen en evidencia una “relación social extraordinariamente común”, tanto que habita en los cuerpos (sujetos sociales) femeninos y masculinos sin distinción, mostrando el fenómeno que hace efectivo el desarrollo del mecanismo naturalizador: la particular relación por la cual el dominado reconoce el principio simbólico del dominador.

Se trata de una dinámica en la que una conciencia que domina necesita para existir de otra conciencia, sometida a aquella, que la reconozca. Este sometimiento es de naturaleza estructural, en tanto encuentra las formas -como lo hemos ejemplificado en este breve análisis- para reproducirse y prolongarse, hasta el extremo de imitar a la naturaleza y desvanecerse como producto de la historia.



Bibliografía utilizada


-Bourdieu, Pierre (2003): “La eternización de lo arbitrario”. En La dominación masculina. Barcelona, Anagrama.


-Fernandez Díaz, Natalia (2003): “Las ,mujeres y los discursos mediáticos”. En La violencia sexual y su representación en la prensa” Barcelona, Anthropos.


- Cháneton, July (2007): “Relatos y razones de los géneros” En Género, poder y discursos sociales. Buenos Aires, EUDEBA.


-Bernería, Lourdes (1987): “¿Patriarcado o sistema económico?” Una discusión sobre dualismos metodológicos”. En Mujeres: ciencia y práctica política. Madrid: debate, pp.39-59.


-Fragmento del programa radial Basta de Todo. F.M Metro 95,1. Emitido durante el año 2011. (Hasta el momento, el contador de youtube marca 3115 reproducciones).

http://www.youtube.com/watch?v=KCPkdurWi4Q

El amor no mata, por Paula Pamela Vilches

Analizaré la película documental “Violencia Doméstica” de Frederick Wiseman[1], la cual aborda un tema tan complejo como es la violencia de género, registrando testimonios y vivencias directamente de sus protagonistas; la filmación transcurre en el centro asistencial The Spring[2], allí no solamente se brinda protección, alojamiento, contención psicológica, posibilidad de integrarse a la sociedad mediante un empleo y una vivienda a hombres y mujeres víctimas de maltrato, sino también se otorga asilo a sus hijos, (en el momento de la filmación la cantidad de niños y bebés era superior a la de adultos).

El tema de la película se inscribe en delitos denominados como violencia de género aunque el hecho de que el director haya elegido titularla, “Violencia Doméstica”, da cuenta quizás de una problemática que gira entorno a ello, como afirma Ariznabarreta en su texto “Algunas consideraciones en torno a la denominación violencia de género”, “El hecho de que actualmente estén vigentes bastantes términos “violencia de género”, “violencia doméstica”, “violencia contra las mujeres”, “violencia sexista”..., y de que, tal como veremos más adelante, no exista unanimidad en los diferentes ámbitos (político, cultural, social...) sobre cuál es la denominación más adecuada, explica que los periódicos no coincidan en sus elecciones”[3].

En el film se reconocen por parte de las víctimas motivos por los cuales se llegó a abusar de ellas, ya sea física, verbal o sexualmente, tratando de encontrar una explicación al problema, y de alguna manera comprender los motivos, la mayoría argumenta que los victimarios vivían bajo un entorno hostil desde su infancia, hasta ellas mismas cuentan haber sufrido abuso por parte de su padre, hermanos y/o primos, lo cual facilitó cierta dependencia y sometimiento de adultas.

Si bien existe violencia ejercida sobre los hombres, las principales víctimas son mujeres, los victimarios son sus maridos, parejas o novios en su mayoría; ellas aseguran tener cierta dependencia económica, haber sido violadas por sus esposos, es decir mantener relaciones sexuales sin su consentimiento, golpeadas, apuñaladas, con varios intentos de ser ahorcadas, desfiguradas, golpeadas durante el embarazo; situaciones y temáticas inabordables por parte de los medios de comunicación, y que ninguna cifra puede medir, ya que por ejemplo las violaciones que son consideradas son aquellas que han sido denunciadas, según Silvia Chejter en su texto “El discurso periodístico de la violación en la prensa escrita”, sostiene “...la violación será noticia cuando los sucesos denotados y referidos se encuadren en las definiciones jurídicas que se requieren para aceptar la denuncia de una violación ante autoridad competente...”; “...las noticias de violación son siempre noticias de violaciones denunciadas, y a menudo son informaciones acerca del proceso penal originado en un suceso de violación...”[4] es decir los demás casos, los que suceden puertas adentro de una casa, no son noticiables.

En este caso, el film como objeto de análisis, no permite vislumbrar un narrador tipo o un único enunciador, este estilo de documental o de cine es denominado observacional, de estilo directo, quien lo realiza es Frederick Waisman quien tiene una amplia trayectoria en este tipo de proyectos, se aboca a filmar instituciones, ha filmado manicomios, institutos, comisarías, hospitales, juzgados, escuelas para discapacitados, centros de beneficencia, etc. La realización es sin guión, no hay voz en off, ni música, ni entrevistas tampoco reconstrucciones de los hechos, ni rótulos explicativos. Sólo queda a criterio del director, (quien además es productor y editor), el montaje, es decir la elección de las escenas que se filmaron. Con lo cual si bien de lo registrado existe un filtro de imágenes luego hechas película, no se interviene sobre sus protagonistas muchos menos en los discursos por ellas construidos, podría decirse que su visión tiene un alto grado de objetividad, su fin es dar a conocer a la comunidad la existencia de esos hechos y situaciones contadas.

Este documental nos aleja de los estereotipos que circulan socialmente a través de los medios masivos de comunicación, sobre la violencia de género, quizás estemos más acostumbrados a mirar , leer o escuchar otro tipo de relatos, nunca directamente por sus protagonistas, existen prototipos acerca de cómo son los victimarios y juicios equivocados sobre las víctimas, dado el tipo de sociedad machista en la que vivimos, por ejemplo como afirma Fernández Díaz en su texto, “Las mujeres y los discursos mediáticos”, con el desarrollo de investigaciones acerca de la violencia de género se pudo logar desmitificar al posible agresor o victimario “se otorgó una nueva perspectiva que desmentía la imagen del extravagante pervertido, consumado maníaco o asaltante desconocido, que los medios habían potenciado. Dentro del tema de la violencia de género suscitó particular interés el desarrollo de los procesos judiciales relacionados con una agresión sexual...”[5].

Las mujeres son más proclives a tener miedo, a vivir bajo un “imaginario del miedo” de acuerdo a Rosana Reguillo, es decir dada la espectacularización y dramatización del tratamiento informativo de los hechos delictivos, operando sobre el temor y los miedos instalados en el imaginario social[6].

Esther Madriz en su libro, “A las niñas buenas no les pasa nada malo”[7], evidencia datos acerca de la delincuencia en Estados Unidos, extrayendo conclusiones diversas, por ejemplo, que la mayor parte de los delitos son contra la propiedad, que se estima también que las mujeres se sienten con mayor posibilidad de ser víctima de un ataque, cuando en realidad sucede que los hombres son quienes enfrentan mayor peligro, (aquí estaría trabajando el imaginario del miedo).

Se instruye mediante los medios, cómo se debe tener miedo, cuándo, en qué zonas, ante qué personas (afuera del hogar), cómo hacer para protegernos, pero no se dan las herramientas a quienes realmente atraviesan una situación de violencia de género como para revertirla, la cual es de difícil escapatoria, ya que termina muchas veces con la muerte; nuevamente citando a Madriz se puede dar cuenta de ello, “...con frecuencia los medios de comunicación presentan equívocamente los delitos que se cometen contra las mujeres. La frecuencia y el tipo de delitos contra las mujeres registrados por la prensa generalmente distorsiona la realidad de dónde, cómo, y por quién tienen las mujeres más probabilidades de ser víctimas de delitos”.

También se genera la perpetuación del maltrato del padre hacia sus hijos, en “Violencia Doméstica” claramente se perciben mediante dibujos, expresiones y relatos las vivencias de los niños y niñas amparados/as en The Spring, (quien los hace “expresarse” es un terapeuta del centro asistencial), estos manifiestan la situación de maltrato hacia ellos o sus madres y sus intentos, desde su lugar de hijos/as, por impedir que este se concrete.

Sin ir más lejos, en muchas películas y cuentos se le asigna al hombre un rol protector, fuerte, enérgico, activo contribuyendo a creer que él es quien debe detentar el poder frente a la vulnerabilidad femenina, estas historias arraigan fuertemente el pensamiento y el sistema de dominación llamado patriarcal, sustentado por la ideología de la superioridad masculina, en tanto que las mujeres “son inferiores”, es natural la dominación; con lo cual desde pequeños y no solamente en el hogar se inculca ese tipo de ideas.

Los intentos de escapatoria son varios, a veces los pedidos de auxilio no los hacen las víctimas directas sino allegados, vecinos que oyen las discusiones o golpes, y “conviven” con el maltrato, ya que también lo soportan a diario; hacia el principio del film, aparece la policía, su participación es importante en tanto que aconsejan a las víctimas sobre como proceder ante un caso de violencia, lo que sucede es que este ya se cometió, se han llevado al agresor pero no irá preso por muchas horas, con lo cual la posibilidad de que regrese y se agraven los hechos son mayores, además existe otro problema cuando se ejerce violencia de un individuo hacia otro, sobre todo de un hombre hacia una mujer, la policía interviene como si se tratará de un hecho policial solamente, es decir no se lo considera un problema social consecuencia de la desigualdad de poder entre ese hombre y esa mujer, se lo explica como un asunto privado entre la víctima y su victimario. Aunque en el caso de The Spring la institución trabaja conjuntamente con la policía en tanto que recomiendan a las mujeres acercarse a determinada comisaría para que sean recogidas y asistidas.

Por mi parte considero fundamental establecer y fijar ciertos conocimientos hacia la sociedad para que viejas y obsoletas formas de comunicar sean modificadas, que no se culpabilice a la mujer por sus actitudes, que se termine con cierta paranoia que gira entorno al delito y su manera de acechar a la mujer.

Hacia el final del documental una de las coordinadoras del centro realiza una charla a un grupo de mujeres mayores que llegan de visita y explica que las personas que allí se encuentran no son “diferentes” con problemas “diferentes”, son hombres y mujeres que caminan junto a nosotros, que no importa la edad de las víctimas, que hay abuelas con sus nietos; además recuerda una frase que pertenecen al decir popular y muchas veces no se reflexiona sobre ella: “si les hacen daño por qué no se van” y cita a una de las tantas mujeres con las que se cruzo y a la cual vio totalmente desfigurada, la cual le dijo, “me daba más miedo irme que vivir toda mi vida con este aspecto” y concluye “el poder es tan fuerte que vivir atemorizadas, escondiéndose y maltratadas es superior al intento por marcharse”, no lo dice sin motivos, tiene la experiencia de convivir y tratar de ayudar a muchas mujeres que soportaron años de humillaciones, maltratos de todo tipo pero han logrado decir no, aunque obviamente tengan dudas sobre si lo que hacen esta bien o mal, porque nunca antes habían podido decidir; el poder que ejercieron sobre sus vidas fue tan fuerte que al estar solas se creen incapaces y vulnerables como cuando estaban en presencia de un abusador.

Bibliografía:



[1] Las formas del cine dieron su penúltimo giro dramático en los años sesenta. Algo cambió en sus estructuras estéticas y Frederick Wiseman (Boston, 1935) fue uno de sus grandes transformadores. Cuando las cámaras se liberaron del trípode, Wiseman y otros colegas suyos como D. A. Pennebaker y los hermanos Maysles sentaron las bases del llamado 'Direct Cinema', mientras Jean Rouch o Johan van der Keuken hacían lo propio en Europa con el llamado cinema-verité.
Al recorrer el cine de este director legendario, el último medio siglo de cine documental se despliega ante nuestros ojos en dos vertientes. Mientras por un lado sus películas nos sumergen en la maquinaria social norteamericana -ha filmado manicomios, institutos, comisarías, hospitales, juzgados, escuelas para discapacitados, centros de beneficencia... “sólo me queda la Casa Blanca”, sostiene- por el otro nos permite identificar los cimientos y la evolución del “cine directo”, esa práctica “observacional” del documental moderno que no ha dejado de ejercitar desde que debutó con el clásico Titicut Follies (1963).
“Podríamos decir que todo mi trabajo es una película de ochenta horas -explica Wiseman, pues yo concibo mi obra como un solo bloque”. En forma y en contenido, las casi cuarenta películas que ha realizado, desprecian cualquier comentario a la realidad que captura su cámara. Filma sin guión, no hay voz en off, ni música, ni entrevistas, ni reconstrucciones, ni rótulos explicativos. Wiseman, el hombre sabio, confía únicamente en la filmación inmediata y espontánea de la realidad y en la estructura del montaje para interpretarla.
A mí me gusta equiparar mi trabajo al de un escritor. Lo que hago en la sala de montaje no se diferencia mucho de lo que hace un novelista. Yo también “
escribo” la realidad. Trabajo con tanto rigor el ritmo de cada secuencia como las rimas externas que se producen entre ellas. Como las frases y los párrafos, cada secuencia es una isla y yo formo archipiélagos. Debo explicarme a mí mismo el significado de cada plano. No importa si he llegado a un montaje de forma deductiva o inductiva, que si no me lo puedo explicar a mí mismo, entonces sé que no funciona. Podría repasar cada escena de cada una de mis películas y explicar por qué ese plano está ahí. http://www.elcultural.es/version_papel/CINE/28469/Frederick_Wiseman

[2] The Spring existe para restablecer la paz en familias violentas, ofrece una serie de servicios para ayudar a las personas, con el objetivo de prevenir la violencia doméstica y ayudar a aquellos que son víctimas. Estos servicios van desde la prevención primaria a los servicios de crisis. La vivienda de transición y servicios de apoyo también están disponibles, para garantizar que las víctimas que buscan nuestros servicios sientan que tienen la oportunidad de un cambio durade ro en sus vidas.
The Spring cuenta con:

- 24 horas de línea telefónica. Orden de Servicio de Protección - planificación de la seguridad.

-Refugios de Emergencia para Individuos y Familias como así también Refugio de Emergencia y de Servicios para Niños.
-Prevención y Educación.

-Extensión de Servicios a la Comunidad -Oficina del Comisario-Abogado con una unidad de protección infantil.
-Asistencia legal .

-Vivienda de transición, se proporciona trabajo y educación para un futuro y sobre todo para que posean independencia gracias a ello.

-Se ofrecen muebles y ropa a las víctimas para comenzar su nueva vida.

- Servicios de Educación a la Juventud –Más de la mitad de las camas en nuestro refugio de emergencia están ocupadas por los niños, hemos creado programas que respondan a sus necesidades, a menudo debido a la violencia de los padres en sus hogares se los priva de la atención y de sus cuidados. Nuestra escuela en el Condado de Hillsborough ayuda a los niños a ponerse al día en sus estudios.

http://www.thespring.org/tp40/page.asp?id=241511 .

[3]Ariznabarreta, Larraitz, y col. (2006):”Algunas consideraciones en torno a la denominación violencia de género”. En Tratamiento de la violencia de género en la prensa vasca. San Sebastián, Universidad del Deusto.

[4] Chejter, Silvia (1995): “El discurso periodístico de la violación en la prensa escrita”. En Travesías, año 3, N°4, noviembre.

[5] Fernández Díaz, Natalia (2003): “Las mujeres y los discursos mediáticos”. En La violencia sexual y su representación en la prensa. Barcelona, Anthropos.

[6] Iglesias, Martín (2005): “Unidad temática: delincuencia urbana- inseguridad”. En Mediados. Sentidos sociales y sociedad a partir de los medios masivos de comunicación. Cuaderno de Trabajo N° 57. Buenos Aires, Ediciones del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.

[7] Madriz, Esther (2001):”Introducción” (fragmento). En A las niñas buenas no les pasa nada malo. México, Siglo XXI.